Así titula (sin el ‘sic’) El País su noticia sobre 200 personas manifestándose (sí, la noticia tiene algo más de dos palabras por manifestante, o aproximadamente una palabra por cada cuatro firmantes del manifiesto que han presentado…) para exigir medidas proteccionistas para la venta de discos (ellos afirman que la música)…
Las declaraciones que hablan de esta entrada son de Luis Eduardo Aute. Faltaría ver en qué se basa el señor Aute para hacer tales declaraciones. Informarse de cómo va el negocio de la música es complicado en todas partes, como pasa siempre que las cosas están en manos de los lobbies. Pero para que la música se acabe en cinco años, el panorama español debe ser muy diferente al británico… Y es que hace unas semanas uno de los blogs del Times, Times Labs Blog miraba los números del país de los Beatles y, curiosamente, no le acababa de salir un panorama tan desolador…
Veamos, desglosados, los cinco apartados de la gráfica:
- En primer lugar tenemos los ingresos por ventas de discos que se han llevado las discográficas. Que, efectivamente, se han despeñado, casi un 27%, en el periodo, desde más de 1,000 millones de libras a menos de 800.
- En segundo lugar tenemos los ingresos por directos que se llevan los artistas. Que, curiosamente, se han disparado, algo más del 70%: de 430 a 730 millones anuales.
- En tercer lugar tenemos lo que recauda PRS (una SGAE británica) por reproducción en lugares públicos, que también ha subido, un 27%, de 420 a 535 millones anuales.
- En cuarto lugar, lo que han perdido los artistas por ventas de discos: como las discográficas, casi el 27%. A diferencia de ellas, de un pastel «un poco» más pequeño: de 152 a 112 millones anuales (¿Cómo? ¿Que los artistas se llevan 7 veces menos que las discográficas por sus discos vendidos? Qué cosas…).
- Finalmente, los ingresos de los promotores de conciertos por la música en directo, que han subido un 70%, de 48 a 81 millones de libras al año.
Sumando, los artistas en reino Unido han pasado de ingresar 583 millones de libras anuales en 2004 a 844 millones en 2008, para un incremento de casi el 45%. Distribuido, eso sí, a los que se van de bolo en bolo, más que a los que viven del fenómeno «greatest hits»…
Y, en global, la industria musical británica, a pesar del diabólico P2P, se mantiene poco más o menos constante, alrededor de los dos mil millones de libras anuales (faltaría incluir el «merchandising», claro, que algo me dice que tampoco ha bajado, pero no hace falta que seamos tan malos con los «pobres» señores de las discográficas):
Es probable que en España, dada la absoluta falta de transparencia que padecemos, nunca sepamos cómo les va realmente a los músicos. Pero, a falta de luz y taquígrafos, voy a sospechar que la cosa se mueve por derroteros como los británicos (aunque a escalas mucho más pequeñas, desde luego) y que la cacareada «ley de la música» es, más bien, una «ley de las discográficas» patrocinada por dos mil músicos que o no están muy bien informados o no están dispuestos a irse de bolo (si es porque están cansados de todo o porque ya no llenan, tampoco lo sabremos nunca).