La maravillosa foto de la contraportada del Let’s Get It On de Marvin Gaye
Vale que el porcentaje de gente que se miraría la información que incluyen con frecuencia CDs y LPs es muy pequeño, seguro, pero dado el coste que iba a suponer (habilitar el espacio y dar permiso a discográficas y artistas para subir imágenes y/o textos)… Y para los que nos leemos estas cosas iba a suponer un factor diferencial importante.
Anotaciones para canciones, discos y «playlists»
Seré el único con memoria de pez, pero a mí me gustaría poder tener notas asociadas a canciones, discos y playlists. Idealmente, poderle poner notas (privadas y/o públicas) tanto a una canción, a una canción dentro de un determinado disco o playlist y a los propios discos y playlists.
Y no solo es para los memoria de pez: si las playlists son, como dice la propia Spotify, uno de los mecanismos principales para fidelizar al personal, unas playlists más cuidadas deberían funcionar aún mejor…
«Radio musical»
Playlists anotadas plus plus plus…
Si la playlist original se llama «programa de radio» y hoy en día cada vez consumimos más esos programas de radio en forma de podcast y Spotify apuesta fuerte muy fuerte por el podcast como medio, hasta el punto de invertir en empresas de creación y producción… ¿por qué no dejarme locutar lo que se me pase por la cabeza entre canción y canción y ofrecer ese producto como podcast? A los artistas les gusta poco el escaso royalty que paga Spotify (y Apple Music y Amazon y…), pero este es, por oyente, mejor que el que paga la FM, seguro.
Bonus points:
los programas de radio han sido siempre un medio ideal para colocar publicidad (a poder ser solo para los clientes no-premium de Spotify, aunque probablemente esto sea demasiado pedir :-S), y
permitiría hasta un modelo de retribución para esos potenciales locutores…
En fin. Cosas que se me ocurren por el exceso de calor…
Me encanta. En el CERN han decidido conmemorar 30 años de web de la mejor manera posible: recuperando el primer navegador de la historia . Y no necesitas un NeXT para ejecutarlo: basta con tener cualquier navegador moderno y seguir en enlace.
Copio-traduzco-y pego de la web del CERN:
En diciembre de 1990 se desarrolló una aplicación llamada WorldWideWeb en una máquina NeXT en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (conocida como CERN) en las afueras de Ginebra. Este programa – WorldWideWeb — es el antecedente de la mayor parte de lo que consideramos o conocemos como «la web» hoy.
En febrero de 2019, en celebración del trigésimo aniversario del desarrollo de WorldWideWeb, un grupo de desarrolladores y diseñadores ha convergido en el CERN para reconstruir el navegador original dentro de un navegador contemporánea, permitiendo a usuarios de todo el mundo experimentar los bastante humildes orígenes de esta transformadora tecnología.
¿Lo mejor de todo? Que una web actual medianamente bien hecha es todavía perfectamente visible con un navegador de hace treinta años: sin imágenes, sin colores, sin interpretar determinados caracteres, pero perfectamente legible y navegable. Nada mal para el proyecto de Sir Tim Berners-Lee :-).
(Y siguiendo el enlace podréis consultar un montón de información sobre el proyecto: desde fragmentos del código original a cómo se ha conservado la tipografía de los NeXT para el proyecto.)
Me he ido a Estados Unidos, he activado el roaming (o me he comprado una SIM allí)… y mi móvil iba súper lento, pero el de Fulanito iba rápido.
Frase común a la vuelta de viajes a Estados Unidos. ¿Por qué? Excelente pregunta. Por algún motivo, el 4G funciona en diferentes continentes en diferentes frecuencias. Si tu móvil no tiene las frecuencias del país, en vez de navegar a las velocidades a las que estás acostumbrado, caes a las velocidades 3G que ahora te parecen glaciales (y mira que en su momento te despeinaban…).
Ahá. ¿Y cuáles son las frecuencias usadas en los diferentes lugares? Puedes consultarlo en la correspondiente entrada de Wikipedia (que da un poco de miedo). Para España, según esta entrada de Xataka (actualizada en febrero de 2017), Movistar, Vodafone y Orange dan 4G en las bandas 3, 7 y 20, y Yoigo en la 3. En Estados Unidos, según esta chuleta, AT&T está en las 2, 4, 5, 12, 17 y 30 y T-Mobile en las 2, 4, 12, 66 y 71 (son las dos operadoras grandes GSM). Vamos, que no coincide ni una.
Vale. ¿Y cómo sé qué frecuencias tiene mi móvil? Pues seguramente esté escondido en algún setting pero, en general, suele ser más fácil buscar en GSMArena (por ejemplo), que te da tablas como esta:
¿Qué bandas tienen el Nokia 6.1 y el Xiaomi Mi A2 Lite?
¿Y cómo narices se lee esa tabla?
Vayamos a lo importante: el 4G. El Nokia tiene tres versiones: EMEA & APAC (esto es, Europa, Oriente Medio y Asia & Asia-Pacífico), LATAM (llámesele Latinoamérica o Iberoamérica según preferencias) y Hong Kong y Taiwan;por su parte, el Xiaomi tiene una versión Global que soporta las principales bandas tanto EMEA & APAC como LATAM, más una versión para China.
¿Y esto que significa? En este caso particular, que un Mi A2 Lite comprado en España tendrá 4G en Estados Unidos (allí donde las operadoras tengan cobertura en las bandas 2, 4 y 5)… mientras que el Nokia no. Para tu móvil en particular, tendrás que buscar en GSMArena. En general, móviles de gama alta como iPhones o Samsung Galaxy y similares tienen bandas Estadounidenses aunque se hayan comprado en Europa y a la inversa. En las gamas media y baja es menos probable y hay más casos como el del Nokia 6.1 que como el del Mi A2 Lite, desafortunadamente…
¿Y si mi móvil no soporta las frecuencias de Estados Unidos? Pues o resignarse a la baja velocidad o, si vas a necesitar de verdad un poco de ancho de banda digno… aprovechar para cambiar de móvil (mi opción buena-bonita-barata sería un Mi A2 o A2 Lite, pero eso irá a gusto del consumidor, claro).
Compruebo que un año y medio después de su publicación esta entrada sigue atrayendo bastantes clics en Google. Podéis seguir leyendo a continuación lo que escribí en 2018, pero existe una solución más contundente. Aunque Twitter no se deja exactamente la piel para aclararlo, hay un botón en la interfaz que desactiva el algoritmo que reordena vuestro timeline y añade los «me gusta» ajenos que os sacan de quicio, tanto en la web como en las apps oficiales de Twitter. Basta con hacer un clic para volver al timeline de toda la vida, que seguramente añoráis tanto como yo…
(Si pasáis unos días sin acceder a Twitter, volverá a las andadas y os cambiará y volverá al timeline ordenado por el algoritmo. Es cuestión de insistir unas cuantas veces…)
Dentro vídeo:
Como podéis ver, las opciones que se muestran en el vídeo están inglés. En castellano, el texto es el de la imagen siguiente:
Y aquí abajo, lo que escribí originalmente, hace año y medio…
Ha vuelto a pasar. Después de unas semanas sin ver el dichoso «Pepito indicó que le gusta» en mi línea temporal de Twitter, ahí lo tenemos…
De hecho, es un tuit interesante (y estoy convencido que los tuits que le gustan a Eva lo son, en general) pero si no le ha dado al botón de retuitear, será por algo, ¿no, Twitter?
¿La solución? ¿El parche barato? ¿Veis el triangulito a la derecha del «X indicó que le gusta»? Haced clic:
«No me gusta este Tweet» no significa, en este caso, que no me guste. Es tan solo mi manera de indicarle a Twitter que no me gustan los «me gustas» ajenos en mi línea de tiempo, gracias.
Creedme: media docena de «no me gusta este tweet» y dejaréis de ver tuits de gente que no seguís durante unas cuantas semanas (cuando me vuelvan a aparecer tuits de este estilo actualizo la entrada, para que conste cuanto dura el remedio).
Sí, esto no debería ser necesario: Twitter nos debería dar la opción de que esto fuera así permanentemente. Pero mientras tanto…
Antes de entrar en materia, algunos comentarios sobre le tema bookmarks…
¡Aleluya! Más vale tarde (muy muy muy tarde) que nunca.
Gracias, Twitter. Pero alguien me va a tener que explicar la lógica de lanzar en las apps para iOS y Android y en la web «light» (mobile.twitter.com)… pero no en la web «estándard» ni en Tweetdeck. No me cabe en la cabeza. Veremos cuánto tardan en propagar el cambio. #dedoscruzados.
Genial la privacidad de los bookmarks pero… ¿podríamos notificar al menos al autor del tuit que su tuit está siendo marcado como tal, sin especificar por quién? Si le pusiéramos un contador público a la cosa ya sería la bomba…
Una última petición. Ya tenemos bookmarks privados y «me gusta» públicos que van a desparramarse por las líneas de tiempo de nuestros seguidores. Ahora ya solo me falta un «abrazo» que le llegara al tuiteador de turno (y tuviese su propio contador)… pero que no «desparrame». #dedoscruzados
No sé yo hasta qué punto os será útil lo que os explicaré a continuación porque, para comenzar, a veces dudo de que la cosa me funcione a mí. Pero a fe mía que es un problema al que le he dado muchas (muchísimas) vueltas y pensar en voz alta a veces es útil, tanto para uno mismo como para los demás.
¿Cuál es mi dieta de información? Ahora mismo, mi perfil de Twitter dice que sigo 249 cuentas. Por su parte, Feedly dice que sigo 163 canales RSS (y que los diez canales que más publican se van a 6700 historias al mes; también lleva la cuenta de los canales en los que más he hecho clic en el último mes: suman 700 clics).
No es una estadística precisa, ya que Feedly permite leer parte de las entradas sin hacer clic, pero sirva como indicador.
Contar los tuits de mi timeline es más complicado… Un día me pongo con las bibliotecas de Twitter para R y lo cuento, pero de momento baste decir que las últimas 24 horas de mi línea de tiempo contienen bastante más de 500 tuits (y esto lo escribo un domingo por la tarde, hora valle en grado extremo). Uno, que es bastante OCD, no llega a leer todos los tuits del timeline cada día… pero casi.
Y así… ¿cómo sobrevivir a ese alud de presunta información?
Lo primero, desde luego, es disponer de buenas herramientas. Como ya he dicho, mi herramienta para leer RSS es Feedly. Uno es de los que lloró amargamente la pérdida de Google Reader (hace casi exactamente cuatro años del anuncio de su muerte, coincidencias)… pero Feedly es hoy una herramienta mucho mejor de lo que fuera Reader, que había acabado con la innovación en el campo (cosas de los monopolios, por cómodos y plácidos que resulten). Mi herramienta habitual para Twitter es Tweetdeck (sin listas: es por eso que me limito mucho antes de seguir ninguna cuenta nueva, ya que aspiro a leerlo todo cada día), pero hasta que no implementen los bookmarks me veo condenado a la versión web móvil de Twitter (oh, ignominia). Se agradecen sugerencias de mejores herramientas, pero la limitación de tener que funcionar en Windows a pantalla grande (y ser web, a poder ser) es fuerte, me temo.
Una de las grandes ventajas de Feedly es su organizador de feeds:
En cuántas historias haces clic versus cuántas publica en canal es un buen indicador de ratio personal de señal versus ruido para cada canal
Si alguien conoce algo similar para Twitter (identificar mis seguidos más «dicharacheros», y cuánto interactúo con cada uno de ellos), que avise. Será recompensado (estoy hasta considerando hasta hacérmelo yo…).
Y esto nos lleva a la primera recomendación: poda tus fuentes como si no hubiese un mañana. ¿Cómo? Más allá de con furia, me temo que vas a tener que desarrollar tus propias estrategias. ¿Mucha paja y poca señal? Yo consideraría cortar. Y me fiaría de mi red de twitter: hay cuentas que, cuando publican algo bueno, son retuiteadas automáticamente por tu red. Si es así… ¿realmente necesitas seguirlas? Y otro consejo más: la poda se hace una vez al año. Con tu Twitter y tus RSS, mejor cada tres meses. Y si puede ser con más frecuencia, mejor.
¿Y una vez hemos podado todo lo podable? Mi estrategia es la siguiente:
Escanear. Tan rápido como seas capaz.
Descartar. El 90% de casi todo es ruido. Quizá no para esos blogs que publican muy de vez en cuando (como este ;-)). Actúa en consecuencia.
Leer. ¿Es interesante? ¿Tienes tiempo ahora? Pues léelo ahora. No dejes para mañana lo que…
Redirigir. Suena interesante, pero claramente ahora no es el momento. O no tienes tiempo. ¿Hacia dónde?
Considera los favoritos (de Feedly, de cualquier otro lector de RSS o de Twitter). Pero con moderación (vuelvo sobre el tema en un minuto).
¿Es para leer con calma, y no es ni urgente ni imprescindible? Para eso están los Pocket e Instapaper del mundo. Personalmente, yo soy fan de Pocket. Pero para gustos, colores.
Para eso están tus víctimas inocentes amigos. ¿Sabes esa persona interesada en el tema que seguro que te va a agradecer que se lo envíes (y con un poco de suerte te hará un resumen y todo)? Pues eso.
Igual lo necesitas algún día, pero no ahora mismo. Gestor de favoritos. Otro campo en el que cada cual tiene sus preferencias. La mía, Diigo. Uses el gestor que uses, etiqueta, pero sin pasarte: ¿realmente vas a hacer una búsqueda que requiera siete etiquetas? ¿Buscas con tanta frecuencia que realmente es imprecindible que todo esté clasificado con total precisión, o vas a pasar más tiempo etiquetando que buscando?
Mis favoritos en Diigo. Si alguien quiere chafardear, es aquí
¿Y todo ese montón de cosas que se te han acumulado? Poda. Poda. Y vuelve a podar. A poder ser, semanalmente. Si se te pasa hacerlo un mes, resérvate un par de horas el sábado por la mañana. O el domingo por la tarde. O cuando te vaya bien. Pero hazlo. Y si no lo haces, asume que tu diógenes digital no tiene mucho sentido. Para podar, decide el límite de favoritos en Feedly o bookmarks Twitter a partir del cual se te va a disparar la alarma de la ansiedad (el mío es alto, diría: puedo vivir con doscientos o doscientos cincuenta favoritos en cada servicio). Comienza a bucear y pasa la tijera. De nuevo, sin piedad. No pasa nada si ayer no tuviste tiempo de leer nada y tienes quince o veinte (vale: o treinta) cosas acumuladas. ¿Pero si tienes quince cosas del miércoles de la semana pasada? Asúmelo: no las vas a leer. Duele condenar un enlace al olvido. Pero si no lo haces con la mayoría, de hecho se lo estás haciendo a todos. Es una decisión estresante, pero la alternativa es peor.
Y, finalmente, lee (o escucha, o mira, si se trata de vídeos o podcasts). Porque si no presupuestas tiempo para la lectura… ¿para qué lo estás «guardando», exactamente?