Es la idea, ¿no? Acabo de poner un DVD que me compré el otro día en el reproductor (Shine a Light, Martin Scorsese y los Rolling Stones, muy recomendable). 18 eurillos en la Fnac, me costó, creo recordar.
No sorprenderá a nadie saber que, de salida, me he comido un maravilloso anuncio contra la piratería. Pero es que después de la piratería me he tenido que tragar unos cuantos trailers de película. Que no me he podido saltar. A trozos, el reproductor ni siquiera me ha permitido ponerlo en avance rápido… 4 minutos de mi vida. Cuatro minutos de la vida de cada una de las personas que paguen por el dichoso DVD. Y como mínimo hoy los trailers tienen una cierta vigencia. Dentro de cuatro años, por ejemplo, ese trailer será la peor plataforma de marketing posible. Afortunadamente, estaba solo en casa. Si no, tendría que haber aguantado como alguien me llamaba imbécil por pagar para que me insulten primero y me tomen el pelo después. Con razón.
¿Es alguien consciente del esfuerzo que me llevaría ‘ripearlo’ a un formato como H.264, colgarlo después en la red y ahorrar esos cuatro minutos a tantísima gente? Aproximadamente ninguno. Pero se seguirán preguntando por qué la gente lo hace…