Después de todos estos años de uso de internet, el correo HTML sigue siendo un asco. Igual piensas que quiero decir que «el correo HTML no funciona correctamente en algunos clientes de correo». Y esa afirmación, desde luego, es cierta. Las compañías se pasan horas armando ‘layouts’ que no funcionan en Eudora o Gmail, o que a lo mejor ya no funcionan en Outlook.
Incluso en los programas que soportan el código basura que se usa para crear esos ‘layouts’, todo ese duro trabajo visual se pierde si el usuario desactiva la casilla «Ver correo HTML» en las preferencias.
En cuanto al CSS, lo soportan parcialmente algunas aplicaciones y correos web como Gmail, pero sólo si escribes en tablas no semánticas y malgastas ancho de banda con CSS en línea. Que es como usar una nevera rota para almacenar comida a temperatura ambiente.
Pero cuando digo que el correo HTML sigue siendo un asco, no me refiero a que sea un asco porque el soporte para el diseño en el correo electrónico hoy sea como el soporte para los estándares en los navegadores web de 1998.
Me refiero a que es un asco porque nadie lo necesita. Impide más que facilita la comunicación.
El correo electrónico se inventó para que la gente pudiese intercambiar rápidamente mensajes de texto sobre conexiones rápidas o lentas o realmente lentas, usando aplicaciones simples, no intensivas en el uso de procesador sobre cualquier plataforma informática, incluyendo teléfonos, dispositivos de mano o prácticamente cualquier cosa que pueda mostrar texto y permita escribirlo.
Para eso sirve el correo electrónico. Por eso es fantástico.
El correo electrónico no es una plataforma para el diseño. A diferencia de la web, que también nació como medio de intercambio de mensajes textuales pero que se benefició de la inclusión de imágenes y otros media, el correo electrónico funciona mejor cuando se usa para su objetivo inicial, como el más básico de los sistemas de intercambio de contenido.
El correo «diseñado» no es más que una versión ligeramente más pulida de los mensajes que te envía tu tío. Tu tío cree que la Comic Sans a 18 puntos en rojo brillante tiene un gran aspecto, y por tanto envía sus mensajes de correo formateados así. Chasqueas los dedos, o suspiras, o aplicas scripts de desformateado a todo mensaje que te envía. Cuando tu tío es el «diseñador», «pillas» por qué el correo con estilos es un asco. Y es un asco igual cuando diseñas tú, aunque tenga mejor aspecto que el trabajo de tu tío en los dos programas de correo electrónico que lo soportan correctamente.
Aunque no funciona correctamente en muchas aplicaciones de correo, y aunque desagrada a muchos usuarios, el HTML atrae a los clientes porque es otro lugar en el que pegar el logo. Y atrae al tipo de diseñador que opina que todo, hasta una bala dirigida a su propia calavera, mejoraría si se decorase. Odio a ese tipo de diseñador casi tanto como odio a la gente que odia el diseño. Ese tipo de diseñador da mal nombre a todos los diseñadores, y es el principal responsable del desdén ligeramente divertido con que mucha gente de los negocios observa a los diseñadores, directores de arte y gente «creativa» en general.
Repitan conmigo: el HTML es para los sitios web. Los GIFs y JPEGs son para los sitios web.
El ASCII significa no tener que pedir disculpas.
Pues eso. Yo no lo habría dicho mejor.