Módem USB Vodafone: Banda Ancha 3G?

Esto es una encuesta… o una llamada a la participación.

Hartitos como estamos de pagar a Telefónica por el mantenimiento de línea y que ello salga más caro que el consumo, hace tiempo que andamos detrás de algún sistema de conexión a banda ancha que permita darse de baja de ese coste fijo, el de la línea.

Parece que Vodafone ha sacado tal invento, el Vodafone Mobile Connect Banda Ancha 3G, es decir, un módem USB que va con una tarjeta SIM con la que puedes navegar a todo gas. O no. Y esa es la pregunta o preguntas:

  • ¿Alguien ? además de Enrique ? ha podido probar el servicio?
  • ¿Satisfacción?
  • ¿Relación precio/coste?

Muchas gracias a todos, a los que leéis y, más todavía, a los que contestéis. Prometemos hacer resumen aquí de cómo se vaya desarrollando el tema.

Apreciado señor López

Tercera entrega (junto con Apreciado señor Farré y Apreciado señor Sánchez) de nuestra deconstrucción de las falacias en el debate sobre el canon digital – que no sobre la conveniencia o no de compensar a los artistas.

El artículo de ayer de Carlos López es de los más ponderados de los leídos hasta ahora. Es más, sus primeros párrafos son una demostración de buen conocedor del contexto en el que nos estamos moviendo, expuestos con la máxima objetividad posible.

Sin embargo, y siempre desde nuestro humilde punto de vista, el autor incurre en dos errores de forma, «legitimado» por los datos que, correctamente hasta ese punto, acaba de aportar. He aquí la primera afirmación que pone los pelos de punta:

No cabe duda razonable que la sujeción al ?canon digital?, ha de extenderse a otros equipos y soportes no conocidos en tiempos anteriores.

Esa cantinela de «no cabe duda razonable» me suena a mí a eso de «la actuación irresponsable del Gobierno» y que, de forma indirecta, se apropia para sí, y en exclusiva, la razón y la responsabilidad – en detrimento de los demás. Dejando aparte esa falacia ad hominem habría que añadir que no parece en absoluto razonable extender la responsabilidad en las causas a soportes que, en muchos casos, no participan de las consecuencias que el señor López quiere compensar.

Dicho de otro modo: en muchos países la televisión pública se financia, entre otras cosas, a través de un canon fijado sobre la venta de televisores. Aunque cada vez con más excepciones, podríamos admitir que, originalmente, un televisor servía única y exclusivamente para ver televisión (y, tiempo ha, ésta era eminentemente pública). En este contexto, el canon sobre el televisor tenía sentido. Habría que ver si lo sigue teniendo con la creciente proliferación de canales de televisión privados o con los usos alternativos (visionado de vídeo, uso para juegos,etc.) que el televisor va incorporando.

Si el canon sobre el televisor tiene cada vez menor fuerza, ¿por qué repetir el error con los soportes digitales que, de antemano, ya sabemos que tienen múltiples usos más allá de utilizarlos con «?eso? que disfrutamos y que nos hace felices y que se llama música, cine, etc.» (López dixit)?

La segunda cuestión, como el otro día, va a ser una lección de Economía. Dice el señor López:

Quienes tienen que pagar la compensación por copia privada son los fabricantes e importadores de los equipos y soportes que permiten la reproducción. No son los usuarios y consumidores

Bien, este es el principal dilema que siempre ha ocupado a los estudiosos de la Política Fiscal y la Economía Pública entre otros: cómo poner un impuesto a un sector empresarial y que éste no lo traslade (en argot del gremio) a los consumidores. La respuesta ha generado artículos científicos y tesis doctorales por doquier, pero se resume así: en general, no se puede, y lo que se traslade va a depender, sobretodo, de la elasticidad de la demanda: a menor elasticidad, mayor proporción pagarán los consumidores, ya que los productores podrán trasladar el coste (el impuesto, el cenon) a los consumidores. Y aquí aparece la paradoja.

Mientras la elasticidad de la demanda de soportes digitales para «copias que deberían generar una compensación a terceros» (vamos a decirlo así) seguramente es muy alta («si me lo ponen muy caro, me compro el CD original» ergo compraremos menos soportes con canon), la elasticidad para otros usos (discos duros para el funcionamiento básico del ordenador, copias de seguridad, etc.) seguramente es mucho menor: por más caro que sea un lápiz USB, «necesito uno para llevar mis documentos del trabajo arriba y abajo», con lo que pagaremos lo que sea para que nuestro ordenador tenga disco duro.

¿Y la paradoja? Que quién puede dejar de pagar compensación – cuando legítimamente debiera – va a poder cambiar sus hábitos de consumo y evitarlo. Mientras tanto, quién legítimamente debiera estar excluido de pagar compensación, la va a pagar con creces (porque además el productor se la va a hacer pagar) sin poder evitarlo de forma alguna.

Y la pregunta sigue siendo ¿es esta la mejor forma de compensar al artista?

Apreciado señor Sánchez

Bien, el otro día le tocó al señor Farré. Hoy le toca al señor Rafael Sánchez, que también publica en El País un artículo titulado La compensación equitativa por copia privada y la Sociedad de Información.

Sin entrar a debatir el fondo de su artículo, sí vamos a darle dos lecciones (¡gratis!): una de Lógica y otra de Economía, básicamente por fastidiar.

Lección de lógica

Dice el señor Sánchez:

Parece poco cuestionable que la copia privada en equipos y soportes digitales genera un daño a los titulares de derechos de propiedad. Si la Ley contempla como criterio para fijar la compensación el daño producido es porque es obvio que existe.

Bien, soberana memez solamente se merece una respuesta, aunque la que dimos el otro día sobre el sufragio universal o el Apartheid también valdrían. La respuesta es: Parece poco cuestionable que la aplicación del canon genera un beneficio a los titulares de derechos de propiedad. Si la Ley contempla como criterio para fijar un canon es porque es obvio que ha cedido a las presiones de los grupos de poder de la industria de la distribución de productos culturales, de los cuales tienen los derechos de explotación a pesar de no haberlos creado.

Sí, la anterior afirmación, a pesar de ser cierta, no es válida, ya que no hay tras ella una demostración más allá de una descripción ad hoc. De todas formas, en nuestro supuesto sí se intenta dar una relación causa-efecto (presión-legislación), mientras que el señor Sánchez solamente dice: «está ahí».

Lección de economía

Dice el señor Sánchez:

¿Cómo somos capaces de afirmar que el pago de la compensación equitativa por el daño que produce la reproducción de contenidos sí es un freno a la Sociedad de la Información y no lo es el resto de los conceptos, y muy principalmente los beneficios que obtiene la industria tecnológica?

Señor Sánchez, que afirmemos que el canon grava el progreso de la Sociedad de la Información no quiere decir que neguemos el resto. No por condenar explícitamente el fascismo estamos de acuerdo con el nacismo o el estalinismo. No nos olvidamos: lo hacemos por no aburrir al personal con enumeraciones ad nauseam.

La lección de economía, sin embargo, no va por ahí. Aunque a usted no se lo parezca, por supuesto que todos los costes son una barrera a la expansión de un sector, al desarrollo de una determinada estrategia. Y por eso los libros tienen un IVA reducido o la educación está exenta de este impuesto.

En este sentido, imagínese usted que en lugar de pagar un canon para «compensar los daños» a los creadores, les damos una subvención en mano pagada a cuenta de los presupuestos generales del Estado. ¿Efecto? Seguimos «compensando» al creador, sin perjudicar la demanda de los soportes digitales. De hecho, en España, el cine, el teatro, muchos músicos y otros tantos escritores están ya subvencionados, ya sea directamente o a través de los innumerables premios y concursos que organizan entidades públicas y privadas.

Insisto que la intención no es entrar en el debate de si el autor debe o no ser compensado. Lo único que hay que poner de manifiesto es que, si entramos en el debate, es para no decir chorradas y elaborar un poco los argumentos.

La propiedad intelectual se ha convertido en un producto de consumo

Entrevista a Raquel Xalabarder, profesora de los estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, especialista en propiedad intelectual:

En esta entrevista aborda uno de los principales temas de debate en la red: la propiedad intelectual y los derechos de los autores los problemas que surgen con la aparición de nuevas tecnologías y de los usos que de éstas se deriva. También aclara la relación entre el copyright y el sistema de licencias Creative Commons y destaca que este útlimo se basa en el ejercicio de los derechos de autor otorgados por la ley de propiedad intelectual.

¡Que aproveche!

Todos podemos ser el blanco

Fernando Jeger y Luis Paris han ganado, en la categoría de spot, el concurso de animaciones para la Paz de la Fundació per la Pau. Helo aquí:

En la página del concurso se pueden ver los ganadores y nominados en las tres categorías: cortometraje, spot y júnior. Y el próximo 16 de Diciembre, a las 19:15 horas, proyección de los cortos ganadores en la Casa Elizalde de Barcelona (c/ Valencia, 302). Entrada libre.