También leemos en papel, aunque cada vez menos…
Tebeo (que mola más que novela gráfica) de proximidad: badalonés, por más señas. Baños Pleamar son los recuerdos de niñez de su autor, Isaac Sánchez (aka @loulogio_pi), en el chiringuito de playa regentado por la familia. No hay lecturas obligatorias, pero esta está cerca de serlo.
Y no solo leo novela gráfica cuando leo en papel, aunque pudiese parecerlo. Le Chantier (en inglés The Site, solo lo he encontrado en digital), con guión del exarquitecto Fabien Grolleau y arte de Clément C. Fabre, es una de esas obras que se debería haber traducido al español, e incluso al catalán, antes que al inglés, aunque solo fuese para que servidor se lo pudiese regalar a todos sus amigos del ramo de la arquitectura. Y es que se trata de las aventuras y desventuras de una arquitecta titulada hace poco en una escuela de arquitectura barcelonesa, que ha entrado a trabajar a un despacho de un arquitecto VIP y que se enfrenta a su primera obra. No tiene la pirotecnia narrativa de Baños Pleamar, y es posible que si no estás medianamente cerca del mundo de la arquitectura no te llame tanto, pero a mí me ha encantado.
Y en digital…
Novelas de género y divulgación matemática. Qué sorpresa.
Rum Punch, de Elmore Leonard, uno de los más grandes de la novela negra, con una prosa directa y efectiva casi inigualable. En uno de sus personajes se basa la serie Justified, y al cine le han llevado, entre otras muchas, esas joyas que son Be Cool (2005) y Get Shorty (1995)… o esta novela, que Quentin Tarantino rebautizó como Jackie Brown en 1997. No te va a cambiar la vida, pero te va a entretener un buen rato.
Dawn, de Octavia Butler. Confieso que cuando me leí Kindred el año pasado no sabía ni quién era Octavia Butler. Después de leer esa maravilla, la hipótesis de que si no se ha oído hablar más de ella es porque era mujer y negra suena razonable y cabreante a partes iguales. Lo peor que puedo decir de Dawn es que no es tan brutalmente alucinante como Kindred. ¿Lo mejor? Que ya me he comprado su segunda parte, Adulthood Rites, y que no tardará mucho en caer.
Finalmente, How Many Socks Make A Pair, de Rob Eastaway. Divulgación matemática que, si bien entretenida y de fácil lectura, me temo (sin ser yo para nada el target del libro) que se me ha quedado corta. Y es que como herramienta de divulgación le haría falta al final de cada capítulo que al menos te apuntara hacia lo que sería conveniente leer si te ha gustado el tema. Que al fin y al cabo es una crítica, pero apunta a que el libro te deja con ganas de más…