Se me acaba el verano (astronómico, que el meteorológico ya se fue), que quiere decir que se va a frenar (aún más, sí) mi ritmo de lectura, o sea que dejo aquí lo que hemos avanzado desde la última vez.
Te pones a leer el segundo (y último, lamentablemente) de la serie de Dirk Gently de Douglas Adams, al cabo de pocas páginas te das cuenta de que ya te lo habías leído, pero Adams escribe tan bien que te lo vuelves a leer, porque a veces es necesario reírse un poco. Extremadamente recomendable. Como la primera temporada de la serie homónima de Netflix, si no la habéis visto (pero negaos en redondo a ver la segunda).
El año pasado me leí (véase) The Maniac, el segundo libro de Banejamín Labatut, me encantó, y ahora me he puesto con el primero, Un verdor terrible… y me plantea dudas. Es tan fácil y atractivo de leer como el otro, y sigue básicamente el mismo esquema: ilustrar con dramatizaciones de hechos reales la fascinación del autor por el genio científico del carácter más dramático y patológico. Si The Maniac se basaba en el genio perverso de John Von Neuman, aquí el núcleo principal es la historia de Erwin Schrödinger (enlazo a la versión inglesa de su artículo en Wikipedia porque la versión en español se salta partes notables, y horribles, de su historia). Y la cosa es que no sé yo si los libros de Labatut acaban romantizando esa figura del genio loco y justificando sus perversiones más allá de lo que sería recomendable :-S. En cualquier caso, que Labatut escribe como los ángeles (a veces caídos), queda más allá de cualquier duda.
Juan José Millás es un crack, eso es un hecho. Este librito (apenas 112 páginas, suficientes para ganar el Nadal de 1990) comienza quizás «poco Millás», pero al poco de empezar la narración del proceso de alienación de la protagonista, las cosas alcanzan la altura y velocidad de crucero y uno no puede soltar el libro hasta el final. Cinco estrellas, o las que haga falta.
Seguimos con la sana costumbre de leer libros de divulgación sobre lingüística, este centrado en los efectos «del interné» sobre el lenguaje (quizás el principal de ellos, dar muchísimo juego a los lingüistas). La autora es, por cierto, una de las cocreadoras del podcast Lingthusiasm. Debo confesar que, estando el libro muy bien escrito y encontrándolo bastante recomendable, no me ha interesado muchísimo en general, probablemente porque está hablando «de mí» y la música me sonaba demasiado. Y aun así, ahora tengo muchísima curiosidad por leer la traducción adaptación al español del libro, Arroba lengua, porque ha tenido que ser un esfuerzo descomunal adaptar un libro así.
Y nos vamos con una novela gráfica un tebeo en formato largo. A Zerocalcare, confieso, lo descubrí cuando tenía Netflix porque me llamó la atención el amarillo Simpsons de sus personajes en la serie Cortar por la línea de puntos (veo que en 2023 sacaron otra serie, Este mundo no me hará mala persona). Maravilloso accidente, porque es un narrador extraordinario, y poca gente explica cómo el paso de la niñez a la adolescencia a la presunta adultez (en masculino, que lo suyo es la primera persona, pero creo que su visión es bastante razonable desde el punto de vista del género, aun sin huir de ese punto de vista masculino). Muy recomendable.
En fin. Al ritmo que vamos, no sé yo si me dará para hacer otro «lecturas» antes de que se acabe el año. Se intentará.























