A veces vas a un evento con el absoluto convencimiento de que no puede ser tan bonito como lo pintan. En el caso del festival Drumbeat, que ha organizado esta semana la fundación Mozilla esta semana en Barcelona (con más que notable colaboración local), era imposible que funcionase. Una ‘unconference’ de magnas proporciones, con un programa-wiki, con pocos oradores (aunque no por falta de nombres, que uno a veces tenía la impresión de que el universo geek en pleno estaba allí) y colaboración constante. Decían que
We are educators, hackers and innovators from around the world making, teaching and inventing the future of education and the web.
(Somos educadores, hackers e innovadores de todo el mundo, creando, enseñando e inventando el futuro de la educación y la web.)
Una promesa imposible de cumplir…
Y sin embargo el miércoles por la noche presencié como un ejército de, efectivamente, educadores, hackers e innovadores, tomaba al asalto el MACBA, para una recepción inicial puntuada por una nanocharla de Joi Ito (lo cuenta Carlos en *gonzolog, donde encontraréis hasta tres entradas más sobre el tema: ¡qué más da la universidad, tenemos la www!, Aprenda usted como quiera y Laboratorio prácTICo). Y la recepción quedó eclipsada por la ‘science fair’ que debía ser una parte: el mundo ignorando a los camareros y el catering para ir de mesa en mesa, conversar, aportar, construir. Y me pareció que, quién sabe, a lo mejor se podía cumplir parte de la promesa…
Y me volví a pasar el jueves. Sólo un rato, porque tenía otros compromisos por la tarde, con Aníbal de la Torre (@anibaldelatorre). Creo que su ‘twitter stream’ de la mañana siguiente, resume perfectamente qué es Drumbeat…
El rato se acabó convirtiendo en unas pocas horas. Y nos fuimos porque no nos quedaba más remedio… Y las cosas que vimos. No quiero olvidarme, sobre todo, de ver a todo un grupito de geeks aprendiendo sobre los ritmos del flamenco, con las palmas que provenían, en vídeo de alta definición, sin apenas latencia, del MusicLab, en Cornellà, gracias a la red ciudadana de guifi.net. Tecnología libre para enseñar flamenco a una panda de geeks. Grande… Y el problema es que mejor que lo que vimos fue lo que no llegamos a ver. P.T. Barnum inventó el circo con tres espectáculos simultáneos. El programa del Drumbeat, con sus once espacios paralelos, no cabe en una pantalla de 1024 píxels de ancho… Software libre, ‘badges’ para la educación, Arduino, un ‘hackbus’, contenido abierto, repensar la academia, Mediawiki, entornos personales de aprendizaje… Todo a la vez. Una auténtica sobredosis :-). Una de las cosas que me perdí: Aza Raskin haciendo una sesión de prototipado ‘en vivo’. Suerte que lo ha recogido en su blog, How To Prototype And Influence People (momento fan: la entrada la acabó de escribir cuando le tenía a un par de metros de distancia, mientras escuchaba a Brian Lamb & Co explicar las virguerías que hacen con MediaWiki y WordPress en la UBC).
El viernes, afortunadamente, sí pude pasarme desde primera hora de la mañana. Uno de los espacios se dedicaba al arte y tecnología de hacer la web (la etiqueta, ‘webcraft’, para comenzar, ya me encanta) y era de obligada asistencia para mí… Y la primera cuestión, la que ilustra para mí qué es el Drumbeat, es que la noche anterior, a raíz de la traducción del curriculum de estándares web de Opera que hicimos en la UOC, me encuentro con un correo de Chris Mills (‘Developer Relations Manager, Opera’, nada menos) que me pedía que fuese a una de las sesiones. Y allí me encuentro a Christian Heilmann, d3e la Yahoo Developer Network, o a Pippa Buchanan, o a Henny Swan, que no han venido [solamente] a explicar lo mucho que saben, sino a preguntar y escuchar. Y a trabajar. Ahí arriba, en la foto, tenéis a Henny en el suelo, currando duro.
Porque ese es otro de los aspectos destacables de Drumbeat: sesiones que comienzan con una breve presentación, una llamada al trabajo práctico, organización en grupos, trabajo intenso y presentación de conclusiones… todo en cincuenta minutos. Agotador. Alucinante.
Todavía me dura la resaca. Y espero que dure :-). Como dice Aníbal más arriba, me pregunto cuántos años quedan para que el modelo Drumbeat se imponga.
PS Por cierto, que para dar fe de que pasé por allí…