Raindrop: la alternativa Mozilla para tus conversaciones

Mozilla acaba de anunciar su último experimento, Raindrop, que pretende ser una interfaz entre el usuario y sus «conversaciones», provenientes tanto del correo como de RSS, el inevitable Twitter o, básicamente, lo que sea, filtrando todas las fuentes para detectar qué es importante y qué no, e interactuando con el navegador (que, sorpresa, no necesariamente tiene que ser Firefox: hablan de de Chrome y Safari como clientes preferentes, también).

Se trata, desde luego, de hacerse con el control (o asegurarse que el usuario tiene el control) de las comunicaciones. Si la misión os huele más que un poco a lo que dice sobre Wave Google, estáis como yo. Aunque esta vez el leit motif es «hacer que el correo vuelva a ser personal» en vez de «reinventar el correo». En vez de saltar de medio, Mozilla apunta al agregado de todos aquellos medios en que se dan conversaciones y al filtrado «inteligente».

Y, como interfaz, un servidor web ligero y una aplicación web AJAX muy «al estilo Twitter» pero como más aspiraciones y a consumir, por tanto, por un navegador moderno (estupenda razón para marginar a Internet Explorer, que a pesar de sus avances sigue sin querer jugar al mismo juego que los demás, pero se me escapa el motivo por el que no está Opera en la lista).

La cosa, como era de esperar, está muy verde y apenas anda por su versión 0.1, solo apta para los muy valientes, que se la tendrán que compilar, además, a partir del código fuente (a eso le llamo yo asegurarse de que no se cuelan novatos). Mientras tanto, han publicado sus «Guiding Principles» en la web del proyecto y abierto un Roadmap en su wiki.

Demasiados intentos de solución para un problema que aún carece de enuncado claro veo yo como para que esto se solucione a corto, o inluso medio, plazo. Pero la única manera de atacar un problema de esta magnitud es de cabeza, o sea que suerte a todos los participantes…

¡Habemus Kindle!

Mi Kindle
Mi Kindle

Pues sí, ya llevo algo más de 24 horas con el Kindle. Y, de momento, la experiencia, muy positiva, aunque no exenta de sus cosas. Vayamos por partes…

La primera impresión, excelente. Aunque uno venía de probar un iRex Iliad, un dispositivo, en cuanto al hardware, mucho más potente, el Kindle tiene un diseño extremadamente atractivo a la vista. Y la pantalla está en la línea de la del Iliad: quien la ve por primera vez no se acaba de creer que está encendida hasta que pasas de página (no es, eso sí, que la cosa sea absolutamente perfecta: aún falta mucho por avanzar, pero si sabes lo difícil que es esto, impresiona).

Puestos a buscarle problemas al diseño, a mí la botonera de la derecha del cacharro me habría gustado un poco más arriba, creo que daría para una postura más natural para leer y pasar páginas. No criticaré el tamaño, ni del cacharro ni de la pantalla: es un dispositivo de menos de 250 euros y eso es un factor que hay que tener en cuenta a la hora de criticar. La competencia, por lo que he visto, hasta los 300 euros, no me parece mejor (aunque esta es, desde luego, una opinión poco informada (pero informada)).

Welcome to the future. Igual es que ya tengo una cierta edad, pero subirse al metro, conectarse a la tienda de Amazon y descargarse un libro es algo que me hace sentir ciudadano del siglo XXI.

Cerrado, pero no tanto. No, no le puedes colocar un PDF directamente, porque no lo leerá. Pero… ¿Quién tiene muchos PDFs formateados para verse en una pantalla de 6″? Yo no… Y pasar documentos no es tan complicado. Cada kindle viene con dos buzones de correo. El primero permite enviar documentos al libro a través de la radio 3G (pagando, y no es especialmente barato), mientras que el segundo nos hace llegar el documento que le enviemos en formato Amazon al cabo de unos minutos. El Kindle aparece, al conectarlo vía USB, como disco, por lo que basta descargar el documento a la carpeta correspondiente y listos. Yo he probado, de momento, con docs y la conversión es más que satisfactoria. El servicio también soporta la conversión de PDFs, aunque avisan que hacen lo que pueden con ellos. Y es que no es fácil reformatear un documento de maquetado sofisticado para unas pàginas de tamaño aproximadamente A6… En defensa de Amazon hay que decir que el hermano grande del Kindle, el Kindle DX, con una pantalla en la que sí es razonable leer PDFs, sí los admite como formato de ficheros. Igual me paso de generoso, pero opino que se trata de una decisión de diseño razonable, no una restricción estúpida.

¿Y el catálogo? Ya sabía, antes de comprármelo que, por un lado, no iba a estar todo lo que buscase y, por otro, que los precios serían algo más caros que en Estados Unidos. Pero me ha dolido encontrarme las novedades a $13.79 (al cambio son 9 euros y poco, razonables, pero quedamos expuestos a las veleidades del mercado de divisas). Eso sí, la cosa no está libre de incongruencias:

Ejemplo de un libro que es más caro en su edición kindle que en papel
Tiene narices...

Hitchhiker’s Guide To The Galaxy. Una de las limitaciones dolorosas del «Kindle International» (por oposición a la edición para Estados Unidos) es que la radio móvil (y gratuita) del cacharro no puede usarse para navegar por la web… excepto por la Wikipedia (únicamente en lengua inglesa). Sí tenemos, por tanto, allí donde haya cobertura, acceso a la mayor enciclopedia del mundo. Douglas Adams habría llorado de emoción (y a mí me duele en lo más hondo no haber pensado en grabarle un 42 en la «contraportada»).

Y para cerrar, un enlace con los 25 mejores hacks para el Kindle (aunque más de uno no funciona fuera de Estados Unidos).

PS Y el hecho de que lo hayan rebajado 20 dólares (y nos hayan devuelto la pasta a los que ya habíamos pasado por caja) muy de agradecer, aunque todos sepamos que se trata, simplemente, de responder a la presión del nuevo lector de Barnes & Noble…

Música en Internet: fastidiar al usuario, por cualquier camino

Captura de pantalla de Spotify. Unas cuantas canciones de la lista no están disponibles
¿Cómo que no están disponibles?

La próxima vez que oiga a un ejecutivo de discográfica afirmar, con todo el descaro, que lo que hacen es preocuparse por el consumidor, no respondo de mis acciones. Es el pan nuestro de cada día con cada gran actualización del catálogo de Spotify: toca pasarse por las ‘playlists’ a ver si ha habido suerte y siguen enteras o bien si alguien ha decidido que tal disco ya no puede licenciarse a tal territorio… El colmo del despropósito, desde luego, es cuando alguien decide que una determinada edición de un determinado disco va a desaparecer… Eso es lo que ha pasado con la playlist de la imagen: todas esas canciones, de esos mismos discos, siguen disponibles en Spotify: sólo que ahora tienen un absolutamente carente de significado «2009 Re-Mastered Digital Version» al final. Y la playlist, ahora mismo, vuelve a tener a todas sus pistas en su sitio… solo después de buscarlas de nuevo, una a una, por el catálogo, para volverlas a colocar en la lista.

Lo han hecho, seguro, para darme un mejor servicio

PS Que conste que el cabreo va con el impresentable de la discográfica que ha cambiado un disco por otro: programar un algoritmo que vaya buscando por las playlists de los usuarios a la caza de pistas ya no disponibles, adivinando si ha aparecido una versión diferente pero disponible y sustituyéndolas es una tarea complicada y absolutamente innecesaria que no voy a exigirle a Spotify…

Aza Raskin: El ‘hub’ es el navegador

[vimeo]http://vimeo.com/7021476[/vimeo]

Muy interesante presentación de Aza Raskin (azarask.in, @azaaza) sobre el futuro del navegador. Uno de los puntos interesantes: quien sabe más de mí no es Yahoo! (que sabe bastante), ni es Facebook (que sabe mucho), ni es Google (que lo sabe casi todo): quien lo sabe todo es el navegador (sobre todo si la información de todos mis navegadores está sincronizada a través de algo como Weave). Interesante, mucho. Y un motivo de peso para que Google se metiese en el negocio de los navegadores, por cierto, si nos ponemos un poco «conspiranoicos»…

Zoom ‘estilo Mac’ con QZoom

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=f-3lyr9YGlw[/youtube]

QZoom es una de esas herramientas que los Macs traen por defecto pero que los [cuatro gatos] que usamos Windows tenemos que rebuscar por ahí…

El programita (que cuenta, como es casi obligatorio, estos días con versión portable ‘para llevar puesta en el pen’) nos permite, en cualquier momento, hacer zoom en la pantalla y, como podéis ver en el vídeo de demostración, movernos de manera intuitiva por la pantalla. Ideal para hacer screencasts, para presentaciones en las que la pantalla no permite que todos los asistentes lean cómodamente el texto en pantalla o, en definitiva, para cualquier otra situación de accesibilidad limitada.