Las vistas del Phoenix Mars Lander en Marte. Foto: NASA/JPL-Caltech/University of Arizona/Texas A&M University, fuente
Está a más de 300 millones de kilómetros de casa. Con temperaturas máximas de 40 grados bajo cero. Aunque eso no le ha impedido contarnos sus batallitas en Twitter. Pero ayer condiciones atmosféricas extremas obligaron a Phoenix Mars Lander a hibernar (o, según la NASA, «entrar en modo seguro»), cruzando los dedos para intentar despertar cuando las condiciones mejoren. Ojalá.
Despierte o no, felicidades a la NASA por acercar al público la magia de sus misiones vía Twitter, donde Phoenix está acompañado por la sonda Cassini, desde Saturno, Spirit y Oppy, desde el mismo Marte, y un buen puñado de otras misiones de la agencia espacial estadounidense.
PS Como dice Cassini@MarsPhoenix digs Mars but everybody digs @MarsPhoenix! :-).
Últimamente nos dedicamos a engordar la etiqueta geek del blog, pero hay cosas que uno no puede dejar de postear. Como esta botella.
La historia: eso es una botella de vino dulce «estilo Oporto» de una bodega californiana. En inglés, «port». Pero por una nueva normativa de denominaciones de origen, en la bodega (Peltier Station) ya no pueden usar la palabra ‘port’. La solución de los diseñadores (6 West Design, especializados en el mundo del vino), como ya habéis visto, merece que les vayan guardando sitio en el olimpo de los ‘geek’. Puntos extra: el dibujito del árbol y del puerto USB (‘port’, insisto) está hecho con unos y ceros… que en binario y ASCII son la transcripción de ‘Pelter Station’. Brillante.
El mundillo geek se las va a quitar de las manos para regalarlas estas navidades, sin duda. Y ya tardáis en comprarme una (25 dólares de nada), que solo han hecho 250 cajas.
En serio. No, no es Java. Ni Flash. Es JavaScript. Y consume recursos que da gusto, desde luego, pero es que… es JavaScript. Dónde iremos a parar. No tengo palabras. ¿Se podrá ser más geek? Y yo que creía que el récord insuperable lo habían establecido AC/DC… La fuente. Vayan y háganle la ola, por favor…
No, esa barra del medio no debería estar ahí... No-premio para el que identifique la canción que sonaba (hay datos suficientes en pantalla para identificarla)
En más de una ocasión nos hemos quejado de las des-atenciones al cliente de más de una empresa (si medimos los comentarios que han generado esas entradas, las compañías de telefonía móvil arrasan, para sorpresa de casi nadie). Para compensar, hoy toca alabar a una: la de Dell. Y es que, qué se le va a hacer, los ordenadores fallan. Incluso, a veces, cuando apenas tienen seis meses, como mi Dell XPS M1330, cuya pantalla amenazaba desde hace un tiempo con hacerme la vida imposible e hizo buena la amenaza el miércoles pasado por la tarde. El jueves por la mañana llamaba yo a la atención al cliente de Dell. Lo malo: media hora de 902 (explicada en parte por un test de memoria exhaustivo que, dadas las cuatro gigas de RAM del portátil, llevó algo así como la mitad de esa media hora). Lo bueno: alguien al otro lado con un más que correcto lenguaje (cosa cada vez más infrecuente, mucho me temo) y que, o bien sabía de qué hablaba o tenía un muy buen guión delante (yo voto que una combinación de ambas). Acabamos concluyendo que el fallo era del hardware de la pantalla (y no de la tarjeta gráfica, como yo sospechaba) y con el compromiso de llamarme para acordar cita. Al cabo de un par de horas me llamaban para decirme que se pasarían a cambiar la pantalla al día siguiente. No daba yo crédito a mis oídos. Día siguiente y el teléfono suena algo antes de la una. Cuarenta y cinco minutos más tarde aparece el técnico (los GPS marcan la situación de mi oficina donde no está, que si no habrían sido menos) y cambia la pantalla en un momento. Enciendo el ordenador y… ya es casualidad, la pantalla nueva sigue fallando. No de forma tan molesta como la anterior, pero… Llamada al servicio de asistencia y la promesa de aparecer el siguiente laborable (hoy mismo, lunes) con una segunda pantalla… y una tarjeta gráfica, por si acaso no fuera la pantalla la verdadera culpable. Hoy repetimos la película y, afortunadamente, todo resuelto (y no, no era la tarjeta gráfica, el primer diagnóstico era acertado).
Es curioso como, después de una avería, un buen servicio técnico refuerza la imagen de una marca. No sé qué margen de beneficio representó en su momento para Dell mi portátil, pero dos desplazamientos de técnico y dos pantallas más tarde, poco debe quedar. Pero, a cambio, han subido mucho las probabilidades de que mi próximo portátil vuelva a ser de la misma marca. Y me pregunto por qué narices no todos los fabricantes dan un trato al cliente similar…