Ladies and gentlemen, el Elliott 903. A partir de 12.750 libras de las de 1967 (esto es, algo más de 210.000 libras de las de hoy, o 300.000 euros), por una configuración de 8 kilobytes de almacenamiento (cuando este ordenador se fabricó, esto de la memoria RAM no se llevaba…). Pero, para estar a punto de cumplir cincuenta años, me vais a tener que reconocer que se mantiene bastante joven :-).
Interesante minidocumental (no llega a diecisiete minutos) el que le dedican en FiveThirtyEight a Grace Hopper, una de las mujeres más importantes de la historia de la informática (mejor dicho: una de las personas más importantes de la historia de la informática, que resulta ser mujer). Como a más de uno le cuesta el inglés, transcribo y traduzco… (que los dioses de la propiedad intelectual me lo perdonen).
Todo el mundo tiende a hacer la broma de que las mujeres en la industria informática son como los unicornios: no existen.
Durante mucho tiempo la informática ha sido vista como una cosa de hombres.
Siempre hablamos de Steve Jobs y Bill Gates.
Grace Hopper es, de lejos, uno de los personajes más enigmáticos de la informática.
Telle Whitney: Llegó a la informática cuando la informática no era una disciplina, ni una profesión.
Kathleen Williams: Grace Hopper iba muy por delante de su tiempo. Fue disruptiva mucho antes de que esa fuese una expresión aceptada.
Kurt Beyer: No creo que hubiésemos llegado a oir hablar de Grace Hopper si no llega a ser por un suceso que tuvo lugar el 7 de diciembre de 1941.
GH: El 41 fue Pearl Harbour. E mundo estaba en un estado muy, muy crítico. En este país todo el mundo intento hacer algo por el esfuerzo bélico.
Kathy Kleiman: Durante la Segunda Guerra Mundial se dio una llamada para que las mujeres ocupasen roles de hombre.
Kurt Beyer: La Segunda Guerra Mundial fue una guerra de ciencia. Y para tener una guerra de ciencia, se convierte también en una guerra de matemáticas. Así, algunos de los problemas más importantes que debían solucionarse eran tablas de balística.
Kathy Kleiman: Así que fueron y contrataron mujeres y les dieron el título de computadoras. Las computadoras eran un grupo de mujeres calculando a mano las trayectorias balísticas.
Kurt Beyer: Descomponías el problema y volvías al cabo de dos o tres días y tenías el problema resuelto.
GH: Yo también quería, desde hacía tiempo, apuntarme a la Armada, pero era una profesora universitaria de matemáticas (NdT: había nacido en 1906, se doctoró en matemáticas en 1934 y en 1941 era profesora asociada en Vassar College). Cuando finalmente me dieron permiso para abandonar Vassar…
Kathleen Williams: Grace tuvo grandes dificultades para incorporarse a la Armada. En primer lugar, ya tenía treinta y tantos años. Y en segundo lugar, no pasó las pruebas físicas.
GH: Tenía treinta y siete años. La Armada considera que debo pesar 63 kilos. Yo peso 48.
Kurt Beyer: El oficial de reclutamiento no sabía qué hacer con ella. O sea que la asignaron al proyecto secreto en Harvard.
GH: Entré por la puerta y el Comandante Aiken me miró y me dijo «¿Dónde narices ha estado?». Entonces señaló con la mano el Mark I, los 15 metros que ocupaba y me dijo «eso es un motor de computación». Siempre me han encantado los cacharritos. Y me temo que, por dentro, cuando vi por vez primera el Mark I pensé «vaya, es el cacharrito más precioso que he visto en mi vida».
Kurt Beyer: Howard Aiken era estudiante posgraduado de física en Harvard. Cuando empezó la guerra volvió a la Reserva y a trabajar de nuevo para la Armada. Y decidió llevar el programa Mark I como si fuera una operación militar. Así, él era el comandante, su nave era el ordenador y, si vas a seguir las reglas de los militares, tenías que aceptar que el segundo oficial que te habían asignado era una mujer. Cuando la conoció, se horrorizó de que fuera a ser su segunda al mando.
…pero Hopper era tan buena averiguando cómo hacer funcionar la máquina que al cabo de unos meses se había vuelto verdaderamente indispensable para Howard Aiken.
Kathleen Williams: No estaba interesada en «la parte del ordenador a la que le puedes dar una patada», solía decir. Le gustaban lo que acabarían llamándose «los programas».
Kurt Beyer: Lo que era interesante del Mark I es que su sistema de entrada era, de hecho, cintas de papel. Así que cuando digo que estaban «picando código», de hecho estaban representando con agujeros en la cinta ese código, y entonces la cinta pasaba por la máquina. Mientras el Mark I está en Harvard, hay otro proyecto secreto financiado por la Armada, llamado ENIAC.
Kathleen Williams: El ENIAC era enorme. Tanto que, de hecho, la gente trabajaba dentro de él.
Kathy Kleiman: Después de que los hombres hubiesen construido este enorme hardware, eligieron a seis mujeres, y les dieron los diagramas de cableado del ENIAC y les pidieron que hicieran que resolviese ecuaciones de cálculo diferencial. Y lo hicieron. Sin manuales, sin lenguajes de programación. Una tarea magnífica y prácticamente imposible.
Kurt Beyer: Así que, mientras el Mark I sólo podía hacer tres operaciones por segundo, el ENIAC hacía cinco mil por segundo.
GH: Todo era, deprisa, para ayer. Así que la presión para mantener los ordenadores de la Armada en funcionamiento era muy fuerte. Y el Mark I corría 24 horas al día, 7 días a la semana.
Kathleen Williams: Trabajaban muy duro, días larguísimos. Buena parte de la presión venía del propio Howard Aiken, que era un jefe muy estricto.
Kurt Beyer: El Mark I era plenamente funcional, durante la guerra, y se la pasó resolviendo problemas críticos. El problema más importante que resolvió el equipo de Hopper durante ese periodo se lo pasó un hombre llamada John Von Neumann. Lo que ella no sabía es que Von Neumann trabajaba para el Proyecto Manhattan. Y hay un problema de ecuaciones en derivadas parciales muy complejo que debe resolverse que no podía resolverse usando métodos tradicionales, usando personas para los cálculos. O sea que en otoño del 44 presenta el problema. Tardaron tres meses en resolverlo y averiguan cómo hacer que una bola colapse sobre sí misma y saben dónde situar los puntos de fuerza sobre la esfera para que colapse. Después de la guerra [Hopper] se enteró de que había resuelto el problema de implosión para la bomba atómica. La bomba que se lanzó sobre Japón y hizo que la guerra acabase seis días más tarde.
Después de la guerra a Grace Hopper no se le permite ser profesora en Harvard porque en Harvard no hay profesoras. No se le permite seguir como oficial de la Armada porque están cerrando el programa WAVES. Tiene cuarenta y tantos, está divorciada, sin hijos. Las dos cosas que la definían en aquel momento, ser una experta en un campo que de hecho todavía no existía y ser oficial de la Armada, le son arrebatadas.
Kathy Kleiman: La Eckert Mauchly Corporation se diseñó para comercializar el ordenador y Grace se incorporó como directora de la división de software.
Kurt Beyer: También contrataron a algunas de las mujeres que habían trabajado en el ENIAC. Ellas dominaban el campo de los ordenadores. La start up de Hopper, la Eckert Mauchly Computer Corporation fue adquirida por Remington Rand y el siguiente dispositivo en el que trabajan, llamado Univac…
Kathy Kleiman: El Univac I fue el ordenador revolucionario. Se presentó en el 51 o el 52. Se volvió sinónimo de la palabra ordenador durante años.
Kurt Beyer: Igual que decimos kleenex para referirnos a los pañuelos de papel, o Coca Cola para referirnos a un cierto tipo de refrescos, en los 50 se decía Univac para referirse a los ordenadores.
Kathleen Williams: En aquellos primeros tiempos había un montón de pequeñas empresas construyendo sus propios ordenadores y pronto se hizo obvio que no sabían hablar entre ellos.
Maria Klawe: Así, Grace Hopper fue una de las primeras personas que comenzaron a abogar por un lenguaje de programación independiente de la máquina particular.
GH: Un buen número de gente pensaba que estaba al menos parcialmente loca. Al fin y al cabo insistir en hablar al ordenador en inglés llano era una idea completamente ridícula. Era imposible. Sólo que funcionó.
Kurt Beyer: Hopper inventa el compilador en el 51 y eso permite a gente sin doctorados en matemáticas comenzar a hablar con las máquinas (NdT: ahora no sé si adorar o odiar a Grace Hopper :-P), comenzar a programarlas.
GH: Lo que me pensaba es que había mucha gente en el país a la que no le gustaban los símbolos, que no eran matemáticos y odiaban los símbolos, así que déjales que programen en inglés. Sentido común.
Telle Whitney: Esa fue la revelación de Grace Hopper. Fue capaz de mirar la máquina y comprender que si se podía hablar con ella en un lenguaje de orden superior eso haría las cosas más simples y, además, más reutilizables.
Así que esta idea que tuvo y que se convertiría en la base de COBOL era de hecho 50 años adelantada a su tiempo.
Ayanna Howard: Era un lenguaje muy potente. El motivo por el que tiene tanta popularidad es que fue muy adoptado en su tiempo. Contaba con la aprobación del gobierno y todo el mundo comenzó a usarlo.
Kurt Beyer: En el año 2000 el 70% del código en activo en el mundo es código COBOL (NdT: esa afirmación suena, como mínimo, muy debatible).
Maria Klawe: Sigue habiendo miles de millones de líneas de código de COBOL ejecutándose (NdT: esta es bastante más creíble).
Kathleen Williams: Hopper sabía que estaba creando software mucho antes de que existiese la palabra.
Kurt Beyer: Mucha gente conoce la versión antigua de Grace Hopper, la almirante en uniforme militar. Para esa época probablemente ya no medía un metro sesenta sino uno cincuenta y dos y pesaba 45 kilos, arrugada, fumadora. Esa es la imagen pública que existió durante muchos años. Lo que descubrí en los archivos fotográficos es una joven hermosa y vibrante que había aprendido a trabajar en organizaciones dominadas por hombres no sólo con su humor y su sarcasmo, sino también con encanto.
Kathleen Williams: Era encantadora por naturaleza, era amigable por naturaleza, por naturaleza le gustaba hacer las cosas a su manera y se dio cuenta muy pronto que lo lograría antes con azúcar que con vinagre.
Kurt Beyer: Para cuando se hizo mayor, no creo que necesariamente fuese capaz de identificarse con las nuevas generaciones de feministas.
Kathleen Williams: Aunque abrió caminos, nunca admitió que hiciese falta abrir un camino. En ese aspecto era muy interesante, siempre creyó que las mujeres tenían las mismas oportunidades que los hombres, que no necesitaban un guiado especial o una mentorización especial. Si trabajan duro y son capaces serán reconocidas igual que los hombres. El hecho de que eso no era cierto era obvio para la mayoría de gente que la rodeaba, pero es algo que nunca admitió.
—¿Qué opina del movimiento de liberación de la mujer en los últimos quince o veinte años?
—No sé gran cosa de él porque no he tenido que preocuparme del tema, estaba en la Armada.
Kathleen Williams: Que se la nombrara «hombre del año de la informática»… No le preocupaba en absoluto que fuese «hombre» y no «mujer». Probablemente pensara que era divertido, pero desde luego no le molestó. Esmuy interesante, su carácter tiene dos caras.
Kurt Beyer: En 1967, cuando la mayoría de gente se estaría jubilando, se reincorpora a la Armada y se hace una nueva carrera durante los siguientes 20 años y asciende a almirante. Los militares comienzan a usarla como portavoz y comienzan a llamarla la madre de la informática, la madre de la programación.
Voz en off: A los 76 años, es la persona de más edad de la Armada en activo. Lo han oído bien, en activo. Si les cuesta creerlo, no son los únicos.
GH: Tenemos que avanzar hacia el futuro. La frase que siempre me ha desagradado es esa horrible «es que siempre lo hemos hecho así». Es por eso que tengo un reloj que va del revés en la oficina.
Kathleen Williams: Hopper tenía un reloj que se movía al revés en la oficina y eso dejaba parados a los que entraban en su oficina. Todo el mundo comprobaba su propio reloj y le preguntaban cómo podía saber la hora que era. Y ella contestaba que no había ningún motivo en absoluto para que el reloj tuviese que moverse en la misma dirección. También tenía una bandera pirata sobre la mesa, porque si necesitaba algo encontraría una forma de liberarla del Pentágono, normalmente por la noche cuando no había nadie más.
Telle Whitney: Hay que comprender que el porcentaje de mujeres en la informática sigue siendo bastante bajo.
Kathleen Williams: Y no tienen conociemiento histórico de cuántas mujeres contribuyeron como pioneras en los primeros tiempos.
Telle Whitney: Celebramos una «Grace Hopper Celebration» de las mujeres de la informática, la mayor reunión de mujeres tecnólogas del mundo.
Maria Klawe: La idea es que tenemos grandes mujeres en la informática y que deberíamos celebrar que están aquí y que deberíamos ayudarlas, animarlas y darles inspiración para que hagan todavía más. Deberíamos ser un lugar en el que las mujeres que dudan sobre esta carrera puedan ver lo inspiradoras y apasionadas y entusiastas son las mujeres que se mueven en este campo.
Te abre los ojos ver cuántas mujeres hay en el campo.
De verdad había gente gritando «Dios mío, existimos, hay otras chicas como nosotras, no somos las únicas».
Kathleen Williams: Hay una gran falta de conocimiento entre las mujeres de hoy en la informática sobre Grace Hopper.
Kurt Beyer: Ese primer grupo central que inventó la mayoría de las bases de la programación tiene a Grace Hopper y a parte de su equipo de Harvard y a algunas de las mujeres del proyecto del ENIAC resolviendo aquellos problemas complejos.
Ayanna Howard: Creo que es tan importante tener modelos porque entonces es «oh, si ella fue capaz, entonces tiene que ser posible que yo sea capaz».
Megan Smith: Es como una Edison de nuestros días, como un Turing, y aún así Hopper no está en los libros de historia y es una de las cosas que tenemos que arreglar.
GH: Hablamos de nuestros recursos naturales. Hablamos del petróleo y el carbón y la madera. Creo que con frecuencia olvidamos que el mayor recurso natural con que contamos son nuestros jóvenes. Son nuestro futuro.
Grace Hopper murió el 1 de enero de 1992. Dos años más tarde 500 mujeres del mundo de la tecnología asistieron a la primera Grace Hopper Celebration. En 2014 ñla Grace Hopper Celebration tuvo más de 8000 asistentes.
Kathleen Williams:¿Que si creo que a Grace le gustaría el título de «reina del código»? No. Creo que pensaba que todas esas cosas eran tonterías. Odiaría la idea de ser reina. Yo no se lo haría sufrir.
Faltan poco más de una hora para que se jubile la lanzadera espacial Discovery (su primera misión fue nada más y nada menos que en 1984, o sea que se lo ha ganado). Cuando aterrice, al programa de las lanzaderas espaciales apenas le quedarán un par de misiones más. Desde un punto de vista no emocional, la exploración humana del espacio es cara, poco eficiente y muy, pero que muy peligrosa, con lo que, de hecho, el final del programa no es una noticia tan mala. Sin embargo, desde el punto de vista emocional, las lanzaderas nos han acercado un poco el espacio y, al menos yo personalmente, pienso echarlas mucho de menos. Ese ataque de nostalgia también lo están experimentando, desde luego, en la NASA. Y eso nos permite disfrutar de vídeos como este:
Uno de mis anuncios favoritos (especialidad prensa escrita) era del grupo editorial IDG (creo), allá por los años 80: en la contraportada de sus revistas se veía una foto de la Tierra vista desde la Luna. Debajo podía leerse algo así como «si la carrera espacial se moviese al ritmo de la industria informática, ahora mismo podrías estar viendo esto por la ventana». Cuánta razón… Y es que el hombre pisó la Luna hace más de 40 años ya y volver a pisarla sigue siendo un esfuerzo titánico, casi el mismo que representó hace cuatro décadas. Pero mientras tanto, la industria informática…
A mediados de los 70 (cuando el programa Apollo de exploración lunar ya se había cancelado) lo más de lo más en informática eran los ordenadores Cray-1.
¿Su precio? El primero costó 8.86 millones de dólares. De 1977. Más de 24 millones de euros, ajustando para la inflación. Hacía falta freón líquido para refrigerarlo. Pesaba más de cuatro toneladas y media, medía 1.95 metros de alto y tenía un diámetro de más de dos metros y medio (fuente).
Y la pregunta del millón es… treinta y tres años más tarde…. ¿a qué equivale un Cray-1?
Efectivamente, hay quien se dedica a reproducirlo a escala (1:10, nada más y nada menos). Y no se trata de «sólo» una maqueta: es plenamente bastante funcional. De hecho, el problema es encontrar algo tan lento: el ordenador original corría a 80 megahercios y podía llegar a tener hasta 32 megas de RAM (insisto: por 24 millones de euros).
Si hay algún manitas en la sala, las instrucciones (más o menos) y recordad que mi cumpleaños es en menos de un mes, o sea que hay prisa ;-).
Andy Baio es un tipo extraordinario (con entrada wikipedia y todo). Y a él le debemos el recuperar el documental The Machine That Changed the World (IMDb), el documental de 1991 cuya primera parte abre esta entrada y que documenta (valga la redundancia) la historia de la informática, desde sus inicios con Charles Babbage y Ada Lovelace, condesa de Byron hasta el momento de su creación.
No solo se encargó de digitalizarlo de viejas cintas de VHS y subirlo a Viddler con anotaciones/índice, sino que le hizo una entrada a cada uno de los episodios con sus notas sobre ellos: