Zediva. ¿Streaming de películas? Sí pero no…

Captura de pantalla del reproductor de vídeo de Zediva.com
The American

Me entero a través de Wired de la existencia de zediva.com, un servicio de alquiler de DVDs en línea que va a dar que hablar al menos de un día. Nótese que digo «alquiler de DVDs» y no «streaming de películas». Y es que hay una diferencia notable. Zediva no ha negociado los derechos de streaming de las poco más de cien películas que tienen en catálogo y que te alquilan por dos dólares (euro y medio, al cambio) durante dos semanas. Lo que ha hecho Zediva es adquirir muchos reproductores de DVD, una cantidad seguramente ingente de copias de cada uno de los títulos que ofrecen y contratar mucho, muchísimo ancho de banda, para montar un videoclub muy particular

Zediva explota la doctrina de primera venta, una limitación al copyright recogida en la legislación estadounidense desde 1908 que permite que el comprador de una obra la venda o alquile sin ningún tipo de cortapisa (parece que en Europa lo que tenemos es droit de suite, en que el artista, o el propietario de los derechos, tiene derecho a controlar transacciones posteriores). Como parece que, al menos de momento, el placeshifting no es ilegal en Estados Unidos (ahí están el SlingBox o el LocationFree de Sony, al menos), en Zediva han unido ambas cosas para montar un videoclub muy especial, en el que los DVDs no salen nunca del local, pero los clientes los ven desde cualquier lugar del mundo.

Y al decir «cualquier lugar del mundo» me refiero a que, ahora mismo, sin necesidad de ocultar el sitio del mundo en que estemos, el sistema es accesible desde España (y sí, yo también dudo bastante que esa parte del trato vaya a durar mucho). Tras el pago de un par de dólares vía Paypal para probar, seleccionamos una peli de la estantería (la de la captura de pantalla, The American) y lo metemos en el reproductor. Literalmente. Es curioso ver cómo el reproductor se salta (en la medida de lo posible) las advertencias del FBI (tan molestas e intrusivas como las de los DVDs españoles) y los trailers que suelen inundar los DVDs. Una vez saltados, tenemos la interfaz que podéis ver en la captura, para movernos por la película e, incluso, cambiar de idioma y activar subtítulos (las pelis, naturalmente, están en su inglés original pero, al menos en el caso de The American, cuenta con una pista en español (que no castellano, ojo) y subtítulos en inglés, como mínimo). El streaming, en los tres minutos escasos de experimento que llevo, no ha sido perfecto y se ha encallado una vez, pero para ser el alquiler de una peli moderadamente reciente, durante dos semanas, por un euro y medio, de momento no me voy a quejar mucho. Máxime cuando se puede comprar un abono de diez pelis por diez dólares que deja la película en unos muy aceptables 75 céntimos de euro, ahora mismo.

La parte divertida / pintoresca es cuando ‘devolvemos la película’ y, al cabo de un tiempo, la ‘volvemos a coger’. Podremos ver cómo el reproductor va saltando capítulo a capítulo por el DVD hasta llegar al punto en que estábamos…

No sé yo cuánto durará la cosa (al menos la parte en que podemos acceder al servicio desde fuera de las fronteras de Estados Unidos), pero de momento el videoclub de barrio (ese que tiene una colección limitada de éxitos garantizados) más eficiente del mundo está abierto para que lo probéis.

PS 20110806 Han durado casi cinco meses: Judge orders shutdown of DVD-streaming service Zediva.

Lleva tu mediateca a todas partes con Zumocast

Captura de pantalla del cliente web de Zumocast
Todos mis vídeos, allá donde vaya

En estos tiempos de ‘nubes’ uno aspira a poder disponer de sus contenidos de audio y vídeo allí donde vaya: si se dispone del suficiente ancho de banda de subida (algo que no sucede con frecuencia, dada la extrema asimetría de las líneas ADSL, por otra parte), la potencia del ordenador medio debería ser más que suficiente para coger un vídeo y enviarlo en streaming allá donde sea. Y de hecho, habíamos llegado a comentar por aquí (allá por 2008) la existencia de Orb, que solucionaba (y sigue solventando) el problema, pero cuya interfaz está un tanto caduca y no parece haberse movido mucho en estos dos últimos años.

Y ahora se le suma, finalmente, un adversario: ZumoCast (de los responsables de ZumoDrive, una ‘unidad de disco en la nube’ de funcionamiento correcto pero que, mucho me temo, poco puede hacer contra el omnipotente y omnipresente Dropbox). Poco más que decir de la aplicación que, al menos en una primera prueba muy preliminar hace lo que anuncia, correctamente: tras la instalación, basta navegar hacia las carpetas que contengan los archivos que deseemos compartir, hacer clic con el botón derecho y usar el esperable menú contextual para conectarlo a nuestra cuenta y que los contenidos de turno estén disponibles inmediatamente.

Cuenta con la inevitable aplicación para dispositivos iOS. De momento, no dicen que tengan nada en mente para Android y, para sorpresa de nadie, la versión web no es apta para el navegador de mi Nokia N97.

¿Es Veetle el futuro de la televisión sobre Internet?

Captura de pantalla del canal estadounidense de deportes ESPN en la web de Veetle
La tele, en directo, en la web

Se me escapa por qué esta historia no está dando más vueltas por la web. A veces hasta me pongo ‘conspiranoico’… Y es que Veetle.com es uno de esos sitios que debería estar haciendo mucho ruido…

  1. Spotify ha demostrado que el P2P es una tecnología viable para distribuir audio sobre internet en tiempo casi real. Pasar al vídeo debería ser una cuestión de echarle más ancho de banda al asunto, pero poca cosa más… Y sin embargo, no me suena ninguna iniciativa al respecto.
  2. Mientras tanto, distribuir vídeo a través de internet es tan caro que todo parece indicar que sólo la tremenda inversión en infraestructura de Google permite a YouTube no morir en el intento (e, incluso, quién sabe, obtener beneficios en algún momento).
  3. Y aún así, a pesar de que los números del vídeo en línea llevan tiempo subiendo a ritmos exponenciales, les falta mucho para llegar a los números de la televisión: dicen por ahí que el internauta medio consume unos quince minutos diarios de YouTube. A una cierta distancia de la penetración de la tele, a un mundo todavía de las tres horitas de tele, poco más o menos, que se come el consumidor medio.
  4. Mientras los medios en línea siguen intentando encontrar un modelo de negocio viable, está más que demostrado que la gente está dispuesta a pagar por disponer de tropecientos canales de televisión (y que los anunciantes, a su vez, están dispuestos a pagar por los ‘eyeballs’ de esos televidentes, a granel, mucho más de lo que pagan por la publicidad en línea).

¿Qué ofrece, mientras tanto, Veetle? La [al menos aparente] solución al problema: un plugin, disponible para una buena masa de sistemas operativos y navegadores, que permite, por un lado, la posibilidad de consumir tele ‘como toda la vida’: acceder a un canal y ver lo que están emitiendo (a lo que estaba emitiendo hace unos segundos, de hecho, pero ya nos entendemos…). Nada de ‘on demand’: o te interesa, o ‘cambias de canal’, o ‘apagas’. Y no hay más. Por otro lado, el mismo plugin te ofrece la posibilidad de abrir tu propio canal, capturando de una sintonizadora de televisión, programando unos cuantos vídeos que tengamos por el ordenador o, finalmente, capturando cualquier fuente de vídeo que tengamos conectada al ordenador… ¿Necesidades para emitir? Un ordenador medianamente potente (pero para nada un ‘cañón’) y una conexión con un ancho de banda de subida ‘casi-razonable’ (esto es, 600, 800 kilobits, un megabit… nada extraordinario… a no ser que tengas contratada una ADSL española, en cuyo caso ya te puedes dar con un canto en los dientes si llegas a los 512 kilobits).

¿Qué hay hoy en Veetle? Como podría esperarse, contenidos de legalidad cuando menos dudosa: un puñado de canales dedicados a la emisión de películas y series de televisión (con ‘canales’ dedicados en exclusiva a los Simpson o American Dad, por ejemplo) o a la reemisión de acontecimientos deportivos o canales de televisión (y eso es lo que hay a la vista: cuando uno se pone a emitir contenido cuenta con la opción de no publicar su ‘canal’).

¿Cuál es el futuro a corto plazo de Veetle? Primero, conseguir crecer y sobrevivir en un campo de minas importante, con lobbys muy interesados en mantener la escasez [artificial y relativa] de canales de emisión usando, entre otros medios, la legislación presuntamente escrita para proteger la propiedad intelectual. Después, legitimar su oferta ofreciendo contenidos ‘legales’ (las comillas van por la dificultad de definir legal, ilegal y alegal, no por ninguna otra cosa). De momento, estos días están promocionando en portada la emisión de un torneo veraniego de fútbol, que es un paso modesto pero en la dirección correcta.

¿Y después? Si sobreviven a una infancia de alto riesgo, el futuro no tiene límites. Las posibilidades de rentabilizar un canal a base de micropagos, si los costes de infraestructura son mínimos: canales temáticos como los que ya se ofrecen ‘bajo mano’, emisión de acontecimientos deportivos de mediana audiencia, actos públicos de interés para comunidades limitadas… y la posibilidad de poner en manos de cualquiera, finalmente, la posibilidad de su propio canal de televisión.

Habrá que prestar atención.

Va a ser que el futuro del vídeo en la web pasa por On2…

O, al menos, eso dicen algo más de 100 millones de dólares (en forma de acciones) que se ha sacado Google del bolsillo para adquirir On2 Technologies, empresa dedicada al desarrollo de soluciones para la codificación de vídeo en la web, que cuenta entre sus clientes a «pequeños» jugadores como Adobe o AOL…

No cuesta mucho intuir que para dentro de nada Chrome soportará vídeo nativo con On2 VP6, el códec de On2 (que ya usan Flash y JavaFX) y, en paralelo, o se abrirá el código de dicho códec o se licenciará a coste nulo, mientras se acelera el trabajo en VP8 que, según On2, delivers equivalent visual quality using significantly less data than required by leading H.264 implementations (ahí es ná).

La nota de prensa (nótese que el acuerdo está pendiente de pasar la aprobación de los accionistas de On2 y de los reguladores).

PS Las implicaciones para el mundo del desarrollo web son más que notables, desde luego: HTML 5 tiene una etiqueta <video> que los navegadores están comenzando a implementar, pero no hay un acuerdo sobre qué códecs implementar… A finales de junio Ian Hickson, el «dictador benévolo» encargado de editar la especificación de HTML 5 explicaba la situación actual:

Apple se niega a implementar Ogg Theora en Quicktime por defecto (es lo que usa Safari), alegando falta de soporte en hardware y un panorama incierto en cuanto a las patentes.

Google ha implementado H.264 y Ogg Theora en Chrome, pero no puede proveer la licencia del códec de H.264 a los distribuidores de Chromium y han indicado que creen que la calidad por bit de Ogg Theora aún no es conveniente para el volumen gestionado por YouTube.

Opera se niega a implementar H.264, alegando el obsceno coste de las licencias de las patentes relevantes.

Mozilla se niega a implementar H.264, puesto que no podrían obtener una licencia que cubriese a sus distribuidores.

Microsoft no ha dicho nada sobre su intención de dar soporte para <video>.

(Ogg Theora es un códec abierto de vídeo, desarrollado a partir de código propietario donado en 2001 a la comunidad de código abierto por… On2, qué pequeño es el mundo, pero, como apunta la propia Google, la calidad parece que no está a la altura de los códecs propietarios.)

Así que, por cien kilos (que para Google no son tanto dinero) Google se ahorra el dolor de cabeza de encontrar un códec que (i) pueda usar en YouTube sin incrementar mucho el bitrate y, por tanto, la inversión en ancho de banda y (ii) ningún fabricante de navegadores va a a tener excusa para no implemetarlo: licencia a coste cero (aún no anunciada, pero al tiempo) y soporte de hardware en breve. No es una solución barata, pero sí más que razonable.

Un vídeo. Una semana. 38000 dólares de distribución

Vamos a jugar a juntar noticias…

  1. El vídeo de la señora esta de un pueblo perdido de la Inglaterra profunda que canta como un ángel. Viralidad por un tubo. 20 millones de visualizaciones en menos de una semana (busquen ‘Susan Boyle’ en YouTube). Joé qué potente que es internet (de hecho, joé qué potente que es YouTube…)
  2. La noticia del agujero (económico) que supone para Google… YouTube. Que dice un banco que, así a ojo de buen cubero, Google debe perder con YouTube unos cuatrocientos y pico millones de dólares al año. Más de un millón de dólares diario.

Anda ya. Es la respuesta universal al agujero que dice el banco que tiene YouTube. Aha. Volvamos al primer punto. 20 millones de visualizaciones de un vídeo de unos 7 minutos. Robert Cringely ha hecho sus números y le salen unos 520 teras de ancho de banda consumidos. En una semana. Pensemos en la manera más económica que conoce un servidor de distribuir archivos: Amazon S3. Y sí, salen unos 38,000 dólares. Para un vídeo en una semana. 50 vídeos así en una semana bastarían para llegar a los mil millones de visualizaciones y cuatro millones de dólares a la semana en S3, muy por encima de los gastos que se le suponen a YouTube. Desde luego, vídeos como ese hay pocos. Pero vídeos, en YouTube, hay muchos, muchísimosDice la Wikipedia que ya en julio de 2006 se veían 100 millones de vídeos al día y se subían otros 65,000, también diariamente. La propia Wikipedia apunta a TechCrunch, donde Chad Hurley (CEO de YouTube) decía que cada minuto se suben 15 horas de vídeo a YouTube… De golpe, para que las pérdidas de YouTube sean solo las apuntadas, los costes de almacenar y servir archivos de Google tienen que ser, al menos, un orden de magnitud más económicos de los que cobra Amazon por su S3. Vamos, que no son tan poco creíbles, ese millón de dólares largo perdido al día…

PS ¿Coincidencia? Hace un par de días Yahoo! anunciaba (la noticia en techCrunch, por ejemplo) que cierra en junio definitivamente Jumpcut, una de sus propiedades «vídeo», adquirida en septiembre de 2006…

PS’ Hemos alargado el último párrafo de la entrada con más detalles.