Conversación real (hasta donde llega la memoria) mantenida hace un rato:
— Hola, soy el Sr. XXXXX y le llamo de grsfa puntocom
— ¿Perdón?
— Hola, que soy el Sr. XXXXX y le llamo de grsfa puntocom
— Ajá [¿ha dicho ya.com?]
— Es que quería comunicarle una nueva oferta de grsfa puntocom
— ¿Una oferta? [maldita sea] ¿Y de qué compañía ha dicho que me llamaba, que no le he entendido?
— ya.com
— Ah, muy bien, pues dígame usted.
— Le llamaba para comunicarle una nueva oferta de ya.com
— Adelante
— ¿Puedo preguntarle si tiene usted Internet en casa?
— Sí, sí tengo.
— ¿Con qué compañía?
— Con vosotros, con ya.com
— Ah…
— …
— Bueno, y ¿qué tal le va el servicio?
— Bien, satisfactorio.
— De acuerdo. Pues muchas gracias por su atención. Buenas tardes.
— Buenas tardes.
Supongo que cruzar los datos de las potenciales víctimas telefónicas con los datos de las consumadas víctimas (es decir, los clientes) es demasiado costoso. Hay que poner de acuerdo a ocho departamentos, diez empresas subcontratadas y, ante todo, pensar.