Monitoriza tu correo con EmailOracle

[Sólo de interés para usuarios de GMail y/o Google Apps]

Captura de pantalla de EmailOracle
(Las formas extrañas se deben al tema 'Asteroids' que tengo en GMail)

No sé si le pasa con frecuencia a la gente, pero a mí, sí: envío un correo que necesita contestación y, a los treinta segundos, me olvido completamente de su existencia. Cuántas veces me habría encantado que alguien me recordase al día siguiente que no me han contestado, para insistir en el tema.

Seguro que Outlook y demás clientes ‘potentes’ de correo electrónico gozan de tal funcionalidad desde hace tiempo, pero para los adictos a GMail, que yo sepa, hasta ahora no había nada parecido.

Y ahí es donde entra emailoracle.com, que hace precisamente eso: mediante una combinación de plug-in para el navegador y servicio sobre GMail, nos permite, cada vez que enviamos un correo, establecer un seguimiento para que nos avise si no nos contestan al cabo de un número determinado de días. Caso que no nos contesten, EmailOracle nos enviará un correo recordatorio y podremos insistir sobre el tema.

El servicio también ofrece la posibilidad de detectar si se ha abierto el correo. Esto lo hace, como uno podría imaginar, a base de meter una firma gráfica en el correo y, por tanto, no funcionará si el receptor del correo tiene desactivadas las imágenes.

Hasta hace algunos días parecían tener algún problema con la gestión de caracteres acentuados, pero si hay algo que cabe destacar es que, al menos de momento, su atención al usuario es de primerísima calidad :-).

La cuenta gratuita permite seguir hasta 20 mensajes al mes y, al más puro estilo Dropbox, invitando a gente se obtienen correos adicionales. Si queréis comenzar con 25 y no 20, una vez dados de alta haced clic en ‘Redeem coupon’ y probad con el código UPMKIGISWT0AF (me estaréis regalando cinco a mí, también). Además del ‘free’ tienen un Basic de 10 dólares al mes (con monitorización de 50 mensajes), un Deluxe (20 dólares, 200 correos) y un Pro (100 dólares y hasta 10,000 mensajes). Estos dos últimos, además, permiten personalizar la ‘mosca’ gráfica de la monitorización de apertura.

Papel vs tinta electrónica

El mismo gragmento del libro Zero History de William Gibson, en un Kindle y en su edición en libro de papel de tapa dura
Lo de la derecha también es tecnología...

En el principio, la música se vendió en vinilo: un formato físicamente hermoso, voluminoso y… poco práctico (vale, no en el principio, pero si en el principio de los tiempos en que la masa se pudo permitir comprar música). Unos años más tarde llegaron las cintas de casete y los CDs. Formatos mucho más prácticos pero con poco o ningún encanto físico. Y finalmente llegó una ristra de unos y ceros sin soporte físico determinado. Hoy el CD va de baja, el vinilo no vuelve a ser el que fue pero se recupera y los unos y ceros, parece que ya lo tenemos todos claro, gobernarán la Tierra. Pasa, además, que muchas ‘disqueras’ adjuntan al vinilo un código para que te descargues los unos y ceros y los reproduzcas allí donde te apetezca.

Hacer analogías entre un medio y otro no es necesariamente una buena idea. Pero, sin embargo, llevo unos días pensando que la terna de vinilo, CD y unos y ceros se parece en bastantes aspectos a la de tapa dura, tapa blanda… y unos y ceros.

No puedes comparar hasta que tienes elementos de juicio. Hace unos días me llegó Zero History, el último de William Gibson. Como todo nuevo lanzamiento, únicamente en tapa dura durante unos meses. Y llevo unos días robándole tiempo al reloj para leerlo (de momento, bastante bien, por cierto).

Cosas del destino, ayer una búsqueda afortunada en Google me llevó a un emporio del libro «pirata», con una perfecta digitalización del título en cuestión. Y hete aquí que, con un copia y pega y un par de minutos de trabajo poco intenso, tengo, por vez primera1, el mismo libro en papel, en una edición cuidada, y en digital, en el Kindle…

Y no se llame nadie a engaño, el libro en tapa dura es, como objeto, infinitamente superior y nada reemplazará jamás el tacto del papel… pero de aquí al final, el que voy a leer es el digital. Y es que llevar el libro en el Kindle (o el dispositivo de tinta electrónica que sea) es, en lo práctico, también infinitamente superior a la experiencia de la tapa dura. Y no sólo en el metro: en el sofá también es mucho más cómodo el Kindle que el relativamente voluminoso y engorroso ejemplar de tapa dura. Los que no se lo crean, que hagan el experimento antes y critiquen después.

Con un poco de suerte llegará el momento en que con el libro de tapa dura venga el cupón para la descarga del ejemplar digital, y así no tenga uno que recurrir bien a pagar dos veces un solo contenido, bien a la descarga de dudosa moralidad para poder disfrutar de lo mejor de ambos mundos.

PS Me apuntan (por GTalk, para ser exactos) uno de los principales defectos del libro electrónico (o al menos del libro electrónico comprado ‘legalmente’): la dificultad de dejarlo. Cierto. :-( Como en el caso de la música, eso sí, podemos tocar madera y confiar en que la industria entienda (por la experiencia ajena o cuando se den cuenta que es muy difícil competir con la piratería) que el futuro pasa por interoperabilidad y ausencia de DRM (con la posible excepción de los modelos de negocio basados en el préstamo).


1 De hecho, no la primera vez. Allá por 2004, cuando Neal Stephenson sacó su Ciclo Barroco, servidor se lo compró en papel y electrónico en eReader.com (y a finales de 2003 ya estaba yo leyendo libros en mi entonces muy ‘hi tec’ Tungsten T3). Pero nada que ver entre la ‘experiencia Palm Tungsten’ y la ‘experiencia Kindle’. Absolutamente nada.

El RSS ha muerto. Larga vida al RSS (II)

Un comentario adicional al hilo de lo que decíamos anteayer, que el RSS no ha muerto, sólo se ha vuelto transparente…

Es probable que los lectores del blog recuerden la última entrada, una traducción de un artículo de Cory Doctorow que había dado bastantes vueltas por la red y que me decidí a traducir (i) porque lo consideraba interesante y esclarecedor y (ii) con la intención, admitamoslo, de atraer un poco de tráfico al blog.

Pues bien, a la vista de los números de Analytics, el fracaso en ese segundo objetivo parece innegable:

La gráfica de tráfico al blog para los últimos 30 días no muestra ningún pico remarcable en ese periodo
Hits? What hits?

Pero, sin embargo, las estadisticas de Feedburner cuentan una historia bien diferente:

La gráfica de uso del RSS sí muestra un enorme pico para la entrada que se comenta en el texto
These hits

Es sólo una anécdota, pero deja bien claro que el RSS sigue siendo una necesidad, por un lado, y por el otro que no sólo de monitorizar el tráfico web se alimenta el ego…

El verdadero coste de gratis

Nota: Esto es una traducción de la entrada The real cost of free, escrita ayer por Cory Doctorow (en Google, y si queréis más, la entrevista que tuve el gusto de hacerle para Mosaic hace ya bastante tiempo) en el blog the tecnología del diario británico The Guardian. A pesar de que el artículo está protegido con un fantástico copyright, algo me dice que no me demandarán por esto… No suscribo todo lo que dice, pero su lectura merece sobradamente el esfuerzo de la traducción. Traducción, por otro lado, bienintencionada pero, seguro, imperfecta: se recomienda saltar al original y se acepta todo tipo de correcciones.


La semana pasada mi co-columnista del Guardian Helienne Lindvall pubicó una pieza titulada The cost of free, en la que calificaba de «irónico» que «defensores del contenido en línea gratuito» (incluyéndome a mí) «cobren elevados precios por hablar en eventos».

Lindvall dice que habló con alguien que había contactado con una agencia con la que yo había trabajado y le dieron precios de entre diez y veinte mil dólares por hablar en una universidad y de veinticinco mil dólares por hablar en una conferencia. Lindvall procede a hablar de lo que cobran otros oradores, entre ellos el editor de Wired Chris Anderson, autor de un libro llamado «Free» (del que hice una crítica aquí en 2009), el cofundador de Pirate Bay Peter Sunde y el experto en marketing Seth Godin. En la opinión de Lindvall, todos somos parte de una única ideología que exhorta a los artistas a regalar nuestro trabajo, pero no practicamos lo que predicamos porque cobramos tanto por nuestro tiempo.

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Ha llegado IE9 (beta)

Pues sí, ya ha llegado. Y si usais Vista o 7, ya os lo podéis descargar desde beautyoftheweb.com, por ejemplo.

¿Y qué es lo que se puede decir de él? Una muestra de lo que se ha dicho en la web:

Si disponéis de tiempo y el inglés no es problema, mejor seguís esos enlaces y os empapáis un poco de lo que dicen: ellos han probado IE9 durante días, y yo durante un par de horas. Aún así, ¿qué diría yo después de esas dos horas? Si me siento delante de un ordenador para trabajar un rato, y el único navegador instalado es Internet Explorer (6, 7 u 8) lo primero que haré será instalar Firefox o Chrome. Si lo que tiene instalado es IE9… probablemente no lo haga. Y eso es un cambio radical.

De ninguna forma va a sustituir IE9 a Firefox, Chrome, Safari u Opera en los corazones de los fans de ninguno de estos navegadores, que si no son superiores en todos los aspectos a IE9 hoy, lo serán la semana que viene. Y esa, es, de hecho, la principal crítica que hay que lanzar al equipo de Internet Explorer: su ciclo de desarrollo no es lento, es glacial. Hablábamos de la beta 2 de IE8 hace más de dos años, y comenzamos a hablar de ‘platform previews’ de IE9 hace seis meses justos. Mejor no contamos el número de actualizaciones que han lanzado Firefox y Chrome en estos dos años (Chrome, de hecho, cumplió dos añitos hace nada). Y el salto cualitativo de Opera en estos dos años es espectacular… Mientras tanto, hasta la última de las mejoras que propone IE9 en esta beta estarán implementadas en todos sus rivales antes de que IE9 llegue en su versión definitiva al mercado.

Ahora bien, si son glaciales en actualizar, para entrar en el mercado son una catarata. Aún a pesar de la tremenda limitación de no estar disponible para XP (que sigue representando nada más y nada menos que el 60% de los Windows que visitan este blog), IE9 capturará cuota de mercado a la velocidad de la luz por lo que, se quiera o no, IE9 es un navegador muy importante. Y desde el punto de vista del desarrollador, a pesar de que podría haber sido mucho más, será muy bienvenido porque, de golpe, los navegadores aceptablemente rápidos y respetuosos con los estándares representarán un 5 o un 10% más del mercado y, quién sabe, igual algún día podemos olvidarnos de las limitaciones de los viejos IEs…

En cuanto a IE9 en el uso, poco que decir que no digan las críticas que enlazaba al principio. Dos apuntes a destacar:

  • Aspecto minimalistra a matar. Por no poner elementos innecesarios, no ponen en pantalla ni su propio logo. Aunque, la verdad, creo que podrían usar la barra superior para algo… En Windows 7, incluso, cuando arrastras una URL a la barra de herramientas, usa el ‘favicon’ de turno tanto para dicha barra de tareas como de ‘branding’ del navegador al hacer clic en ella…
  • Esto es un navegador para la ‘common people’, que dirían Pulp o Manel… Accesorios y botones no absolutamente imprescindibles, los justos: dicen los datos de Microsoft que la gente apenas usa los favoritos y la mayoría de los menús, y los han escondido. De hecho, en el primer inicio, IE9 mira todos los complementos instalados (hasta los de la propia Microsoft), te dice cuánto tiempo le añaden al arranque y te sugiere, muy amablemente, que eliminarlos podría ser una buena idea… De la misma forma, y teniendo en cuenta que el ‘mindshare’ de desarrolladores de IE es mínimo, que nadie espere el soporte para plug-ins de Firefox o Chrome, que no va a llegar.

Y poco más que decir. En mis limitadísimas pruebas, un único bug (la tecla rápida ‘o’ en Reader no se comporta como debería, y eso puede llegar a ser muy molesto) y la sensación, como ya os decía, de que IE9 no está (y aún menos lo estará) ala altura de la competencia para el ‘power user’, pero que para el usuario ‘normal’ (si es que eso existe) es una alternativa perfectamente viable. Y eso es una gran noticia, de hecho.

PS Por cierto, que con la salida de IE9, Adobe ha aprovechado para sacar, finalmente, una versión del plug-in de Flash que, además de ser compatible con IE9, es de 64 bits, que ya tocaba (en beta, y también con 64 bits para el resto de Windows, y para Mac y Linux). Hay más detalles en Flash Player “Square” With IE9, Native 64-bit Support.