Cory Doctorow on Copyright

Muy interesante la pataleta (plenamente justificada) de Cory Doctorow hoy en The Guardian por los mecanismos que parece que pretenden imponer varios gobiernos, que pretenden que los proveedores de acceso a internet espíen a sus usuarios y les corten el acceso a la red si se les ocurre usar sistemas P2P… Me permito traducir libremente un trozo, referente a la poca inteligencia con que actúan las discográficas frente a un problema que debería sonarles:

[…] Es históricamente inevitable: siempre que la tecnología hace imposible controlar un tipo de uso de propiedad intelectual [copyright en el original] hemos resuelto el problema creando licencias sábana.

La propia industria discográfica fue la primera en beneficiarse de este sistema: cuando los editores de partituras de Estados Unidos demandaron a las discográficas por vender grabaciones de sus composiciones, se les dio una solución simple: se permite a todo el mundo grabar esa música, siempre que se pague una tarifa preestablecida. Nadie tiene que pagar 500 dólares la hora a un abogado para negociar si la pista de este álbum te costará 5 o 10 céntimos por disco. Y cuando las discográficas se opusieron a que las emisoras de radio emitiesen sus discos sin compensación ni permiso, la respuesta fue una licencia sábana para los discos emitidos. Es la respuesta comprobada y cierta al problema de las tecnologías que desbaratan el sistema del copyright:

  • reconocer que va a a pasar,
  • encontrar un punto en que cobrar peaje,
  • aplicar una tarifa lo suficientemente baja como para que pague la mayoría,
  • ignorar a los que se saltan el peaje a pequeña escala y
  • demandar a los que se saltan el peaje a gran escala hasta acabar con ellos.

Esa es la respuesta que maximiza el valor de los accionistas y que verdaderamente lleva dinero a los artistas y a las discográficas. Convierte a una mayoría de usuarios del P2P en participantes activos de una transacción en vez de convertir a todo el mundo en «fueras de la ley» con nada que perder y sin ninguna razón para acudir a la negociación más que el medio de represalias legales (un miedo notoriamente inefectivo para moderar el comportamiento infantil).

Amén. Y no dejen de leer el resto del artículo, por favor.

(Permito recalcar lo de una tarifa lo suficientemente baja del tercer punto del plan: lo que se está exigiendo a las radios que emiten por la red es un impuesto revolucionario que, lejos de alimentar las arcas de músicos e industria, puede acabar matando una gallina de los huevos de oro antes incluso de que alcance la madurez.)

Una pregunta

Imaginemos (es un suponer, ¿eh?) que nos encontrásemos con un dispositivo que permitiese la difusión de la cultura a un coste casi nulo. Imaginemos, también, que una determinada industria se considerase amenazada por ese dispositivo. Imaginemos, finalmente, que hubiese dos entes llamados Ministerios de Cultura e Industria. Ejercicio: ¿qué ministerio debería estar a favor y cuál en contra?

Es que tiene guasa la cosa, oiga…

Más sobre Last.fm

Decíamos ayer que Last.fm iniciaba un proyecto para pagar directamente a los artistas royalties por la reproducción de sus obras. Desafortunadamente, en un mundo tan complejo como el de la propiedad intelectual en el mundo de la música, la cosa no podía ser tan simple:

  • Si el artista ya ha cedido sus derechos (a una discográfica o a una entidad colectiva de gestión de derechos), pues… va a ser que no puede volver a cederlos a Last (ni a nadie más) por su cuenta. O sea que seguirá cobrando por las vías habituales.
  • El trato solo cubre a los intérpretes. Los autores seguirán cobrando a través la entidad colectiva de turno.
  • Merlin, la macrodiscográfica surgida de la asociación de unas 12,000 discográficas independientes y que ya es tan grande como las cuatro ‘grandes’ no está nada contenta: Last firmó con las cuatro grandes, pero no con Merlin. Last y Merlin están negociando, pero parece ser que Merlin reclama pagos por el uso pasado de su material y Last dice que nones. Merlin, mientras tanto, está recomendando a sus miembros que no se apunten al programa de Last sin solicitar consejo legal antes.

Todo esto sale de Last.fm wants to pay artists, won’t address past ‘illegal use’, en Ars Technica, que además enlaza a Why Ad-Supported Music Won’t Work: Blame The Labels, en Silicon Alley Insider, que dice que las grandes discográficas están pidiendo a los sitios de streaming un céntimo de dólar por canción reproducida. Esto vendría a traducirse en que, para vivir de una radio por internet a base de publicidad el CPM de dicha publicidad debería estar por encima de los diez dólares (este blog anda por los dos dólares de CPM y en el artículo apuntan a un dólar como rendimiento efectivo razonable una radio vía la red, lo que vendría a significar que lo razonable sería pagar por debajo de un céntimo por cada diez reproducciones). Las discográficas están sacando unos 70 céntimos por canción vendida en iTunes y similares, pero es fácil pensar que las radios podrían dar mucho más dinero aún rebajando el royalty por debajo de esos 0.1 céntimos por canción. La alternativa, desde luego, es que no haya radios por internet basadas en publicidad, que los consumidores nos /@#&$)($, que las radios no ganen dinero y que las discográficas no vean ni un duro por este concepto…

En cualquier caso, que sigue oliendo a podrido en el reino de las discográficas…

fnac y propaganda

Este año, para celebrar el día de la música, la fnac regala un libro...

Como cada año, fnac (una de las cadenas de tiendas en que me he dejado más pasta en mi vida) anuncia que durante unos días hace un descuento para compensar el IVA en música y merchandising. Este año, además, me fijo en el detalle de regalar un libro, La gratuidad es el robo. El título me huele un poco «a chamusquina» y me pongo a buscar. La google búsqueda por el título en castellano no me devuelve ni un solo resultado, o sea que paso a buscar al autor, Denis Olivennes y, como era de esperar, me lo encuentro en la Wikipedia (aunque en la francesa) y la cosa comienza a oler aún peor. Resulta ser que Olivennes lideró de 2003 hasta este mismo año el grupo fnac (ahora mismo es director general delegado del semanario francés Nouvel Observateur). Y queda feo que una tienda regale un libro del jefe, ¿no? Leo que el buen señor es un abanderado de la venta de música en digital sin DRM, cosa de la que me congratulo y continuo leyendo. Y dice la Wikipedia que hay un «rapport Olivennes», enviado a la entonces ministra de Cultura francesa y que parece ser el embrión de la ley Hadopi, actualmente en discusión, y que es esa que amenaza con cortar la conexión a internet de los «piratas» a los que se les ocurra bajarse materiales con derechos de autor.

Si a alguien esto no le parece suficiente argumento como para afirmar que en la fnac se han pasado «un poco», recomiendo un paseo por la página de «opiniones de internautas» sobre el libro en fnac Francia, o este artículo en Ars Technica sobre Olivennes y sus ideas para la protección de las industrias culturales (un contrasentido al menos tan grande como el de «inteligencia militar»), que cuenta que según el libro el P2P está matando la cultura francesa, directamente…

Defender al autor (versión tebeo)

…eso es lo que deberían hacer las asociaciones de autores. Parte de ese trabajo es recaudar y repartir dinero entre sus asociados. Pero otra parte, que casi nunca recuerdan, es la de defender los derechos legales de sus asociados frente a editoriales, discográficas, grandes estudios, distribuidores y demás intermediarios que se interponen entre estos y sus consumidores.

Dos casos.

Tengo junto al ordenador un tebeo de Mortadelo y Filemón de los que escribió y dibujó FernandoFrancisco Ibáñez para la Editorial Bruguera. La Fundación Solidaridad de Carrefour los está reeditando con la colaboración de Ediciones B y los pone a la venta por dos euros, con uno destinado a la lucha contra el autismo. Una iniciativa fantástica tanto por lo que tiene de obra social como por recuperar algunos de los mejores Mortadelos de la historia (¿para cuándo un repositorio digital de Mortadelos en línea? Yo me apunto a una suscripción de cinco euros al mes ya). El binomio Ibáñez / Bruguera debe ser el mejor ejemplo de artista explotado por una editorial de la historia de España: un tipo que ha vendido tebeos en cantidades industriales y que, como el resto de artistas de Bruguera, curraba tropecientas horas a la semana con salario de oficinista… Afortunadamente Ibáñez ahora (creo) vive divinamente de los royalties que se ha ganado a lo largo de los años con el sudor de su frente, pero ni durante muchos años hubo nadie para defenderle ni, lo que es peor, la situación actual es idílica. Pregunta: ¿Qué es lo que no tiene la reedición? Respuesta: Ninguna información sobre propiedad intelectual. Un ISBN es todo lo que nos ofrece, sin ninguna otra información: ni año de edición, ni de autoría, ni titularidad de derechos, ni nada. Una triste mancha para una iniciativa tan brillante :-(.

Pero la cosa allende nuestras fronteras no está mucho mejor. Neil Gaiman se hace eco de que los derechos de creación del personaje de Superman han sido otorgados, finalmente y tras prolongado proceso judicial, a los herederos de Jerry Siegel, cocreador con Joe Shuster del superhéroe volador en 1938, puesto que hasta ahora estaban en manos de Time Warner y la editorial DC Comics, que los adquirieron por aquel entonces por unos ridículos (aún teniendo en cuenta la inflación) 130 dólares.

El caso de los tebeos es, tristemente, de los que más injustos han sido con sus creadores, pero la cosa de las discográficas con intérpretes y compositores no está mucho mejor. ¿Cuándo se dedicaran las sociedades de autores a evitar injusticias como estas más que a perseguir los actos de presunta piratería de los fans?