Música en Internet: fastidiar al usuario, por cualquier camino

Captura de pantalla de Spotify. Unas cuantas canciones de la lista no están disponibles
¿Cómo que no están disponibles?

La próxima vez que oiga a un ejecutivo de discográfica afirmar, con todo el descaro, que lo que hacen es preocuparse por el consumidor, no respondo de mis acciones. Es el pan nuestro de cada día con cada gran actualización del catálogo de Spotify: toca pasarse por las ‘playlists’ a ver si ha habido suerte y siguen enteras o bien si alguien ha decidido que tal disco ya no puede licenciarse a tal territorio… El colmo del despropósito, desde luego, es cuando alguien decide que una determinada edición de un determinado disco va a desaparecer… Eso es lo que ha pasado con la playlist de la imagen: todas esas canciones, de esos mismos discos, siguen disponibles en Spotify: sólo que ahora tienen un absolutamente carente de significado «2009 Re-Mastered Digital Version» al final. Y la playlist, ahora mismo, vuelve a tener a todas sus pistas en su sitio… solo después de buscarlas de nuevo, una a una, por el catálogo, para volverlas a colocar en la lista.

Lo han hecho, seguro, para darme un mejor servicio

PS Que conste que el cabreo va con el impresentable de la discográfica que ha cambiado un disco por otro: programar un algoritmo que vaya buscando por las playlists de los usuarios a la caza de pistas ya no disponibles, adivinando si ha aparecido una versión diferente pero disponible y sustituyéndolas es una tarea complicada y absolutamente innecesaria que no voy a exigirle a Spotify…

Aza Raskin: El ‘hub’ es el navegador

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Muy interesante presentación de Aza Raskin (azarask.in, @azaaza) sobre el futuro del navegador. Uno de los puntos interesantes: quien sabe más de mí no es Yahoo! (que sabe bastante), ni es Facebook (que sabe mucho), ni es Google (que lo sabe casi todo): quien lo sabe todo es el navegador (sobre todo si la información de todos mis navegadores está sincronizada a través de algo como Weave). Interesante, mucho. Y un motivo de peso para que Google se metiese en el negocio de los navegadores, por cierto, si nos ponemos un poco «conspiranoicos»…

Zoom ‘estilo Mac’ con QZoom

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=f-3lyr9YGlw[/youtube]

QZoom es una de esas herramientas que los Macs traen por defecto pero que los [cuatro gatos] que usamos Windows tenemos que rebuscar por ahí…

El programita (que cuenta, como es casi obligatorio, estos días con versión portable ‘para llevar puesta en el pen’) nos permite, en cualquier momento, hacer zoom en la pantalla y, como podéis ver en el vídeo de demostración, movernos de manera intuitiva por la pantalla. Ideal para hacer screencasts, para presentaciones en las que la pantalla no permite que todos los asistentes lean cómodamente el texto en pantalla o, en definitiva, para cualquier otra situación de accesibilidad limitada.

Comprime tus imágenes con RIOT

Comprimir imágenes, fácilmente... y gratis
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Uno de los problemas que aquejan a las webs de ‘novatos’, casi universalmente, son las imágenes que pesan de más. Jugar con los ‘settings’ de compresión de JPGs en Photoshop o en Gimp no es especialmente complicado, pero sí exige de un poquito de paciencia (y, claro, hay que tener o Photoshop o Gimp a mano y, además, en el caso de Photoshop, eso implica o dejarse una pasta o llevar el parche en el ojo…). Pero ahora, con RIOT, queda poca excusa: es gratis, es sencillo, la descarga pesa poco, se habla con la mayoría de formatos de archivo (y no tiene ningún tipo de problema con el ‘portapapeles’ de Windows: ImpPant y Ctrl+V da una captura de la pantalla, Alt+ImprPant captura la ventana activa), guarda JPEGs, GIFs y PNGs… Cuenta, incluso, con una versión portable para llevarse siempre encima.

Vamos, que no tenéis excusa.

Victor Hugo, sobre la propiedad intelectual

Tengo el francés un poco oxidado, pero diría que la traducción es merecedora de un aprobado, al menos:

El principio es doble, no lo olvidemos. El libro, en tanto que libro, pertenece al autor, pero en tanto que idea, pertenece —la palabra no es exagerada— al género humano. Todas las inteligencias tienen derecho a él. Si uno de los dos derechos, el derecho del escritor y el derecho de la mente humana, debiese ser sacrificado, sería, sin duda, el derecho del escritor, puesto que el interés público es nuestra preocupación única, y todos, afirmo, deben pasar antes que nosotros.

Son las palabras de Victor Hugo para abrir el Congreso Literario Internacional de 1878 (fuente, vía).

Y la cita no es baladí, por una vez: Victor Hugo era, allá por el siglo XIX, un auténtico best-seller, autor de Les Misérables y Notre-Dame de Paris y, en una época en la que pocos se preocupaban de los derechos de los autores, fue uno de los fundadores de la Association Littéraire et Artistique Internationale, que llevaría a la redacción y firma de la Convención de Berna para la Protección de Obras Artísticas y Literarias, de 1886, que otorgaba el copyright a las obras «por defecto» y extendía internacionalmente los derechos de autor.

Y digo yo que si el papá más célebre de la cosa anteponía el bien común al del autor, igual habría que hacerle caso, ¿no?