A veces en el trabajo montamos cosas muy chulas… y luego a mí se me olvidan completamente. Hace ya una temporada que Joan Arnedo, entre otras cosas director del máster universitario en línea de Diseño y Programación de Videojuegos de la UOC, monta unas jornadas, RUMSXPLORA, dedicadas a conservar la memoria de los videojuegos de los 80. Para la edición del año pasado Joan buscaba ponente de lujo, y centrado en el mundo Commodore. Y discutiendo sobre el tema salió de mi boca el nombre del mítico Jeff Minter (si alguien saca un Llamasoft: The Jeff Minter Story y tu carrera en el mundillo arranca de Centipede para el ZX81, pasa por el Gridrunner para el Commodore 64 y el Attack of the Mutant Camels, sigue con cosas para el Amiga y el Atari, la Jaguar de Atari y llega hasta el día de hoy, eres una leyenda).
Y vaya usted a saber cómo, Joan engañó a Jeff para venirse a Barcelona y el resultado es esta charla. Y la charla, además, fue un fantástico repaso en primera persona a la historia y evolución de los videojuegos desde los muy primeros ochenta hasta hoy y, de regalo, contiene un recordatorio de por qué es importante conservar la memoria de aquellos programillas de cuando las memorias se medían en kilobytes.
(Estoy seguro de que en algún momento, relativamente a inicios del siglo XX, en que alguien propuso una filmoteca para conservar las primeras películas y que alguien le contestó que no había ningún valor en conservar una cosa tan burda como aquella. Es probable que si hubiésemos tenido un poco más vista, hoy conservaríamos más y mejores recuerdos de los inicios del cine. Uno, que tiene mucha fe, espera que con la historia de los videojuegos seamos más cuidadosos, pero la industria se lo trabaja todo lo que puede para quemar su propia historia (léase y léase).)
En fin, que no os perdáis la charla de Jeff Minter, por los dioses del Olimpo de los videojuegos…
(Ah, y si os aburrís, hay un episodio de un cierto podcast sobre la jornada que contiene diez minutillos de alguien hablando con la leyenda ☺️.)
–César, ¿alguna idea para darle un poco de vidilla al blog?
–¿Pero no habíamos quedado que hacíamos unas entradas recuperando lecturas?
–Ya. Pero al ritmo al que noleees libros últimamente, la próxima entrada podría salir en julio del 27…
–Con suerte. ¿Y si probamos con algo más corto pero que dé juego?
–Como por ejemplo…
–Como por ejemplo, la revista Byte, que lo molaba todo y acabo de recordar que hay un archivo con los PDFs desde sus inicios (¡en 1975!) aquí.
–Pero 1975 está muy lejos.
–¿Y si nos ponemos ochenteros? Si estamos a julio de 2024, podríamos viajar en el tiempo a julio de 1984 y ver qué pasa, ¿no?
Juro que primero he decidido que julio del 84 y luego he visto la portada. Lo juro. Por Spock.
Arrancamos fuerte. El Apple IIe «nuevo»… No os obligo a leer el texto, pero destaco algunas cosillas… Menos de 1300 dólares (actualizando la inflación, unos 3900 hoy: un regalo). Menos de ocho libras de peso (unos tres kilos y medio). Sin contar la pantalla, claro. Y no, no va a funcionar si no lo enchufas a la corriente. ¡16 colores! Disquetera incorporada. ¡Hasta 143 kilobytes por disco! Y se le podía ampliar la RAM hasta los 512 kilobytes (no me atrevo a buscar precios), desde los 64 que llevaba de serie.
Seguimos con…
…las guerras de los clones (hubo guerras de los clones antes de la serie de Star Wars, de verdad). Texas Instruments, desde la «pradera del silicio» de Texas (¿de dónde iban a ser si no?) intentaba competir con IBM (para una versión ficcionalizada de la historia, no os perdáis la serie Halt and Catch Fire). ¡12 teclas de función por las 10 de IBM! ¡8 colores, y no 4! Y de regalo, una calculadora solar de la casa. Irresistible.
Ya no se hace publicidad así. «The III and only». ¿Durante cuántos años fue dBASE III el estándar oro de las bases de datos? dBASE II, por cierto, nos explica el anuncio, seguía siendo la el mejor gestor de bases de datos para ordenadores de 8 bits. En la página 50 de la revista, de hecho, está la noticia del lanzamiento de dBASE III. Hasta dos mil millones de registros con hasta 128 campos. Y hasta diez bases de datos a la vez. Escrito en C y con el mismo lenguaje de comandos que «papá dBASE II». Requisitos mínimos: 256 kilobytes de RAM, dos disqueteras de 360 kilobytes y PC-DOS 2.0 . Y por apenas 695 dólares.
¿360 kilobytes? Sí. Es que por aquel entonces lo normal eran los discos de cinco pulgadas y cuarto, que daban para lo que daban. Pero ya comenzaban a anunciarse…
¡los diskettes de 3.5!
¿Y si además de base de datos querías hoja de cálculo? 1-2-3 ya era un clásico pero llegaba…
¿Y para programar?
Vamos a reconocerle algo a Borland: 50 dólares era un gran precio (casi lo suficiente como para justificar ese logo): unas páginas más adelante, Microsoft anunciaba su COBOL por apenas 700. En la revista también había un artículo sobre el compilador. Doble, además, porque había que hablar dela versión para el IBM PC, pero también la de CP/M (que iba primero, porque por aquella época se fiaban más de él que del invento nuevo y propietario de IBM).
Y si no has llorado al leer Turbo PASCAL… es que eres demasiado joven.
Nada mal la página de libros. Ese Robert Sedgewick es Robert Sedgewick, sí. Profesor en Princeton (su director de tesis fue un tal Donald Knuth), ex PARC, y miembro del consejo de Adobe de 1990 a 2016. El libro, que se había publicado en 1983, si no voy mal informado, sigue siendo un clásico. Y, de regalo, la respuesta a ¿Es la inteligencia artificial una cosa reciente?
Pero la portada de la revista se dedicaba al vídeo… y en la sección principal de la revista se le dedicaban cinco artículos al tema. El primero, sobre las enciclopedias electrónicas, con las que, efectivamente, ya soñábamos en 1984. El artículo lo escribía un vicepresidente de Grolier Electronic Publishing, el brazo «multimedia» de una de las grandes editoriales de enciclopedias, fundada en 1909, que en 1986 lanzaría su enciclopedia en CD-ROM, y de la que no te acuerdas porque «murió» allá por el año 2000. (Encarta, por cierto, llegaría en 1993.) También había artículos, si queréis explorar más, sobre usar teles como monitores (40 años, y las cosas no han cambiado tanto), controlar grabadoras de vídeo desde el ordenador, y videodiscos.
¿Algún loco de los teclados en la sala? Sorpresa: lo vuestro viene de lejos:
Lo que no tenían era lo de conectarse a internet ni la web, claro… pero también hacían sus pinitos…
…y es que el comercio electrónico ya existía en los 80.
Y si antes hablábamos de Texas Instruments, un poco después teníamos un informe sobre lo último de la otra gran compañía de la «Silicon Prairie», Compaq:
el Compaq Plus, y sus menos de trece kilos de peso. 5000 dólares con 128 kilobytes de RAM, una disquetera y un disco duro de unos inacabables 10 megabytes.
En fin, suficiente por hoy, ¿sí? Quién sabe, a lo mejor el mes que viene seguimos con agosto del 84…
PS Sí, al final hicimos la entrada de agosto del 84.
Servidor es un intenso oyente de podcasts, y dos de los que más está disfrutando últimamente (ambos descubiertos durante la pandemia) son Command Line Heroes y el Internet History Podcast. Para los interesados en la culturilla de la informática e internet, muy recomendables.
Internet History Podcast es un «monstruo» de doscientos episodios (me faltan unos cincuenta para acabar la cole (dejaremos como ejercicio para el lector calcular una cota inferior para el ritmo al que voy)) que se publicaron desde 2014 a 2019, con entrevistas a personajes relevantes de la historia de internet y la web, sobre todo, aunque también se «cuelan» algunos otros temas que, aunque algo alejados del título del podcast, no dejan de tener su interés. Se trata de entrevistas de una profundidad considerable: un episodio típico dura algo más de una hora y el presentador, Brian McCullough, hace los deberes a conciencia antes de cada entrevista (de hecho, el proyecto culminó con la edición de un libro, How The Internet Happened, que me tengo que comprar (y leer) un día de estos. Los episodios memorables son numerosos. Se habla con algunos de los fundadores y primeros ingenieros de los primeros servicios en línea, de Mosaic, Netscape, Real Networks, o Internet Explorer, con los creadores de algunos de los primeros motores de búsqueda y servidores de anuncios, con testigos de las primeras iniciativas de medios que se lanzaron a la web, de gigantes como Time o AOL (y de la fusión de ambas), de los inicios del comercio electrónico, de la música en la red (con entrevistas con el «papá» del «emepetrés» y con el desarrollador del mítico WinAmp)… No os deberíais perder la historia de «el hombre que pudo ser Bill Gates» (el creador de CP/M), tampoco, y no pararía, pero lo que me ha llevado a esta entrada es la entrevista con Don Melton, que es el primer desarrollador que contrató Apple para poner en marcha Safari. Es como escuchar una entrevista con un secundario de Halt and Catch Fire (sobre la que escribí con Cristina Fort en el blog del trabajo) y, si os interesa lo más mínimo la historia de la web, vale mucho la pena:
(Otro episodio absolutamente Halt and Catch Fire es la entrevista con Rod Canion, de Compaq… la empresa que inspiró la primera temporada de la serie.)
Command Line Heroes es mucho más pequeño (arrancó en 2018 y está a punto de llegar a los cincuenta episodios). Se trata de un formato con mucha más producción, con episodios de media horita que repasan diferentes temas que, además van variando temporada a temporada. Comenzaron con las guerras de los sistemas operativos, después llegaron unos cuantos episodios que confieso que no me llamaron mucho, pero después recuperaron mi atención con una temporada dedicada a diferentes lenguajes de programación y ahora estoy en plena cuarta temporada, dedicada a la evolución de los ordenadores, desde los mainframes a las consolas y los móviles. Y me gustaría destacar el último episodio que he escuchado, dedicado a los miniordenadores (que, si no tenéis una cierta edad, seguramente no sean lo que os podría venir a la cabeza al escuchar la palabra) y que, inevitablemente, enlaza con el libro The Soul of a New Machine, sobre la creación del primer «mini» de treinta y dos bits de Data General, allá por 1981. Me temo que no he encontrado una versión incrustable, o sea que lo podréis escuchar aquí.
Ah, y no me podía ir sin mi cuña publicitaria ^_^.
Me encanta. En el CERN han decidido conmemorar 30 años de web de la mejor manera posible: recuperando el primer navegador de la historia . Y no necesitas un NeXT para ejecutarlo: basta con tener cualquier navegador moderno y seguir en enlace.
Copio-traduzco-y pego de la web del CERN:
En diciembre de 1990 se desarrolló una aplicación llamada WorldWideWeb en una máquina NeXT en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (conocida como CERN) en las afueras de Ginebra. Este programa – WorldWideWeb — es el antecedente de la mayor parte de lo que consideramos o conocemos como «la web» hoy.
En febrero de 2019, en celebración del trigésimo aniversario del desarrollo de WorldWideWeb, un grupo de desarrolladores y diseñadores ha convergido en el CERN para reconstruir el navegador original dentro de un navegador contemporánea, permitiendo a usuarios de todo el mundo experimentar los bastante humildes orígenes de esta transformadora tecnología.
¿Lo mejor de todo? Que una web actual medianamente bien hecha es todavía perfectamente visible con un navegador de hace treinta años: sin imágenes, sin colores, sin interpretar determinados caracteres, pero perfectamente legible y navegable. Nada mal para el proyecto de Sir Tim Berners-Lee :-).
(Y siguiendo el enlace podréis consultar un montón de información sobre el proyecto: desde fragmentos del código original a cómo se ha conservado la tipografía de los NeXT para el proyecto.)
Ladies and gentlemen, el Elliott 903. A partir de 12.750 libras de las de 1967 (esto es, algo más de 210.000 libras de las de hoy, o 300.000 euros), por una configuración de 8 kilobytes de almacenamiento (cuando este ordenador se fabricó, esto de la memoria RAM no se llevaba…). Pero, para estar a punto de cumplir cincuenta años, me vais a tener que reconocer que se mantiene bastante joven :-).