Los últimos días de Netscape

A través de Lived Fast, Died Young, Left a Tired Corpse de Coding Horror, descubro el imprescindible documental Code Rush, producido y emitido en 2000 por la tele pública estadounidense, la PBS, que sigue la vida y milagros de Netscape entre 1998 y finales de 1999, y que, gracias a Andy Vaio, está disponible (desde hace un año y medio, uno es lento en enterarse de las cosas) bajo una licencia Creative Commons.

Vaya por delante que ver el documental supone una exposición a ‘nerds’ un 1000% por encima de la CDR. Dicho lo cual, insisto en que es imprescindible verlo y empaparse un poco de la cultura de Silicon Valley y ver, aunque sea de pasada, cómo nace Mozilla y se ponen las semillas de lo que acabaría siendo Firefox, mientras Netscape moría estrangulada, a manos de sus propios problemas y de Internet Explorer 6.

En clickmovement.org/coderush hay bastante información y, de regalo, todo el metraje filmado para la elaboración del documental (¡transcrito!), con la propuesta de usar y remezclar todo lo que se desee (de hecho, el vídeo que incrusto aquí viene indexado/anotado por el propio Andy Baio).

Neil Gaiman, sobre copyright, piratería y la web

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=0Qkyt1wXNlI[/youtube]

Cuando la web comenzó, solía enfadarme con la gente. Porque publicaban mis poemas, publicaban mis historias, publicaban mis cosas en la web. Y yo creía, de forma totalmente errónea, que si alguien cuelga tus cosas en la web y no les dices que no lo hagan, pierdes tu copyright y eso, sencillamente, no es cierto. Y estaba muy enfadado, porque estaban pirateando mis cosas, y que eso era malo. Y comencé a darme cuenta de un par de cosas. Una de ellas es que los lugares en que me pirateaban, especialmente en Rusia, donde la gente traducía mis cosas al ruso y las distribuía por el mundo, estaba vendiendo más y más libros. La gente me estaba descubriendo a través de la piratería. Y entonces iban y compraban los libros reales. Y cuando un libro salía en Rusia, vendía cada vez más copias. Me parecía fascinante. Y probé unos pocos experimentos. Algunos fueron difíciles. Convencer a mi editor, por ejemplo, de coger uno de mis libros y publicarlo gratis. Y cogimos American Gods, un libro que aún vendía, y vendía bastante bien, y durante un mes lo pusieron completamente gratis en la red. Y se podía leer. Y se podía descargar. Y… Y lo que pasó es que las ventas de mis libros en librerías independientes, que es como medíamos, subieron al mes siguiente un 300%…

Y comencé a darme cuenta de que, en realidad, no estás perdiendo libros, no estás perdiendo ventas, por tener tus cosas ahí fuera. Y cuando doy una charla, ahora, sobre este tipo de temas, y la gente me pregunta ‘¿qué pasa con las ventas que estoy perdiendo por tener cosas ahí fuera?’… Comencé a pedir a la audiencia que levantaran la mano con algunas preguntas. Les pregunté ‘¿Tenéis un autor favorito?’. Y contestaron que sí. Y yo respondí ‘Bien, lo que quiero es que todos los que descubristeis a vuestro autor favorito porque os dejaron un libro suyo, levantéis la mano’. Y, luego, ‘todos los que descubristeis a vuestro autor favorito entrando en una librería y comprando un libro, que levantéis la mano’. Y probablemente sea un 5 o 10%, si llega, la gente que descubrió a su autor favorito, del que se lo compran todo, los libros en tapa dura, atesoran… Mira, de ese autor, muy poca gente compró el libro. Se lo dejaron. Se lo dieron. No lo pagaron. Y así descubrieron a su autor favorito. Y pensé, ¿sabes? Eso es lo que es: gente que deja libros. Y no puedes considerarlo una venta perdida. No es una venta perdida. Nadie que se hubiese comprado tu libro deja de comprarlo porque lo puedan encontrar gratis. Lo que estás haciendo en realidad es publicidad, estás llegando a más gente, estás haciendo crecer la gente que te conoce. Y comprender eso me dio una idea completamente nueva de la forma del copyright. Y de lo que estaba haciendo la web. Porque la cosa más grande que está haciendo la web es permitir a la gente oír cosas, permitir a la gente leer cosas, permitir a la gente ver cosas, que no habrían visto de ninguna otra forma. Y, básicamente, eso es algo increíblemente bueno…

Ese que habla en el vídeo que os he pseudo-transcrito-y-traducido es el autor británico Neil Gaiman (su web, su blog, su entrada en la Wikipedia y su Twitter, con su millón y medio de seguidores).

Gaiman es un animal muy extraño: un escritor que se forra con lo que escribe. Escribe mucho, desde hace mucho tiempo (hasta el punto de que su bibliografía merece entrada separada en la Wikipedia) y vende muchísimo de prácticamente todo lo que escribe (incluyendo un libro sobre ¡Duran Duran! de 1984 y otro sobre la Guía de la Galaxia para Autoestopistas de 1988, que ya es decir).

Y lo incrusto y ‘traduzco’ aquí, más que nada, porque a pesar de ser un autor de éxito desde hace muchos años, antes de decir algo sin pensar, miró la realidad que le rodeaba, experimentó un poco (y, como él mismo dice, alguno de esos experimentos era difícil) y, finalmente, llegó a una conclusión. Y eso le convierte en un animal todavía más raro…

TinySrc, una pequeña gran idea para servir imágenes en la web

Más que nunca, y pese a lo que diga el W3C, no vivimos en una web (el W3C lo sabe, y hasta lo explica bastante bien, pero lo de ‘One Web’ a mí me suena fatal como nombre, la verdad).

Existen tipos de contenidos que no se adaptan bien a la inmensa diversidad de dispositivos y resoluciones de la web de hoy. Un ejemplo son las tablas: quien espere que una tabla mínimamente compleja se presente bien cuando el ancho de pantalla es de 400 píxeles, no sabe de qué habla. Sí, con los móviles actuales hacer scroll es fácil, pero las tablas, o al menos muchas tablas, sólo tienen sentido si podemos ver (y leer) simultáneamente las cabeceras y los contenidos. Hablamos de separación de presentación y contenidos, pero para que una tabla tenga sentido en un dispositivo de baja resolución (incluso un iPhone 4, con sus brutales DPIs), o te comes la tabla o le añades una capa de comportamiento para que la cosa tenga un mínimo de legibilidad.

Con las imágenes pasa otro tanto. Hoy en día, una imagen para la web puede nacer perfectamente como una foto digital de tres o cuatro mil píxeles de ancho. Y la podemos querer servir a una pantalla de 1920 píxeles de ancho, a otras de 1280, a dispositivos móviles con 200, 300 o 400 píxeles de ancho (u 800 o 900 si apuntamos al Retina Display)… y hasta podemos querer conservar toda la resolución original para la versión para imprimir.

Un CMS actual, como WordPress, hace lo que puede y, si el tamaño de la imagen no se le atraganta, genera un ‘thumbnail’, una versión ‘mediana’ y otra ‘grande’ de lo que le subamos, en el momento de subirla. Pero eso no suele ser suficiente. ¿Qué podemos hacer con una imagen de 6 o más megapíxeles, para servirla ‘como dios manda’ a todos los dispositivos, presentes y futuros?

Una imagen de ejemplo de escritura cuneiforme, presentada a 550 píxeles de ancho
Imagen tomada en el Louvre. Un clic lleva al original, a 3587 por 2373 píxeles

Podríamos servir una imagen ‘grande’ siempre y fiarnos del reescalado del navegador. Pero eso es un derroche de recursos bastante irresponsable (la imagen de arriba, a resolución completa, pesa 2 megas, y un plan móvil de datos te da 500 al mes… Además, muchos navegadores siguen haciendo verdaderos destrozos al reescalar imágenes.

Lo que hace falta, pues, es un servicio web que a partir de la imagen original genere ‘al vuelo’ (y almacene en caché) la imagen de turno a la resolución y necesaria, en el formato adecuado. Y, a poder ser, en caso de necesidad, nos deberíamos poder fiar del servicio para pedirle una imagen «a la resolución necesaria para el dispositivo, por favor»).

Y esa es la proposición que hace, precisamente, tinySrc, un servicio que lleva al menos año y medio dando vueltas por ahí. Si queremos la imagen a 1280 píxeles de ancho, por ejemplo, basta pedirle http://i.tinysrc.mobi/1280/URL_de_la_imagen. Y si la queremos a 400 píxeles de ancho…

La imagen anterior, a 400 píxeles de ancho
¡Magia!

De hecho, uno preferiría una implementación de código abierto, a poder ser integrada a través de un plug-in con WordPress, claro :-). Si alguien conoce algo similar, que deje comentario, por favor. Pero, mientras tanto, una herramienta más a añadir al arsenal.

Algunos números sobre dispositivos móviles e internet, cortesía de Cisco

Algunas de las joyas del Cisco® Visual Networking Index Global Mobile Data Traffic Forecast Update (documento original en PDF)…

  • El tráfico de datos generado por dispositivos móviles creció un 160% de 2009 a 2010, hasta llegar a unos 237 petabytes al mes.
  • Y eso no cuenta las conexiones vía WiFi: solo la red móvil. Cisco estima que los dispositivos móviles sólo consumen el 40% de sus datos «en movimiento»: un 35% del consumo se hace desde casa, y el 25% restante desde el trabajo. Y buena parte del tráfico en casa y el trabajo se va a la WiFi o a dispositivos «femtocell»: hasta el 35% en Europa, según las estimaciones de Cisco.
  • El aumento de tráfico es explosivo incluso en los mercados más avanzados: en Corea la operadora KT registró un aumento de tráfico 3G del 344% de mediados de 2009 a mediados de 2010 y la japonesa NTT DoCoMo habla de un incremento del 60% anual. Los chinos, como de costumbre, se mueven en otra liga: China Unicom habla de un 62% de crecimiento del primer trimestre al segundo de 2010.
  • Más cerca nuestro, la francesa SFR dice que su tráfico se ha triplicado anualmente… desde 2008. Vodafone, para Europa, habla de un incremento del 88% en tráfico del segundo trimestre de 2009 al mismo periodo de 2010.
  • De ese tráfico, el vídeo representa el 49.8%. Según Google, los vídeos de YouTube servidos a móviles se triplicaron en 2010, llegando a los 200 millones de vídeos al día.
  • El 1% de suscriptores más «tragones» genera el 20% del tráfico. Pero hace un año ese 1% generaba el 30%, lo que indicaría una normalización de los usuarios de la internet móvil: esa ratio 1:20 es la misma que se da en la «internet fija».
  • El tráfico generado por cada ‘smartphone’ pasó de 35 megas/mes en 2009 a 79 megas/mes en 2010. Los ‘smartphones’ son el 13% de los móviles conectados a internet, pero representan el 78% del tráfico generado por móviles. El resto proviene de los ‘featurephones’, que han duplicado su consumo medio, hasta los 3.3 megas/mes.
  • Globalmente, la velocidad media de conexión a la red móvil de los ‘smartphones’ ha llegado al megabit (si contamos todo tipo de móviles nos quedamos en 215 kilobits). Los desequilibrios, eso sí, son brutales: en América del Sur están en 50 kilobits de velocidad media, mientras que en Japón están en 1.3 megabits (para todo tipo de teléfonos, no sólo ‘smartphones’). En Europa occidental estaríamos alrededor de los 440 kilobits, con Francia en los 530 y el Reino Unido a 820.
  • A principios de año cada iPhone consumía, de media, cuatro veces más tráfico que cada dispositivo Android. A finales de año la proporción era de 1.75 a 1. Siempre según Cisco, entre iOS y Android suman más de 349 millones de dispositivos en funcionamiento y conectados (por 94 millones de portátiles conectados a la red móvil).
  • El consumo medio de una tableta conectada a internet es de 405 megas/mes (unas cinco veces más que el ‘smartphone’ medio), mientras que los ordenadores portátiles se van a 1.7 gigas mes (22 veces más que el ‘smartphone’ medio).
  • 48 millones de personas tienen móvil a pesar de no tener electricidad en casa. Para finales de 2011, en el África subsahariana y el sudeste asiático, Cisco estima que habrá más suscriptores móviles que población conectada a la red eléctrica. Y creen que lo mismo pasará en 2013 para Oriente medio y en 2015 para el sur de Asia (India y sus vecinos), cuando se llegará, siempre según las previsiones, a 137 millones de personas conectadas a la red sin electricidad en casa. Cisco espera que la red eléctrica recupere terreno a partir de entonces (yo preferiría que esa recuperación se produjese ya :-S.)

Muchos más datos y análisis en el documento original en PDF, encontrado vía ieee spectrum.

¿Cuánto te descuentan si te descuentan el IVA?

Imagen publicitaria de una tienda de tecnología. Promociona dos 'días sin IVA'. La letra pequeña (bastante clara) dice que se trata de un desceunto equivalente al importe del IVA aplicable a cada producto y especifica que para un producto de PVP 500 euros el IVA aplicable es de 76,25 euros
Quitan el 18% de IVA

Problema de matemáticas: ¿qué descuento te están aplicando si ‘te quitan el 18% de IVA’? Levanten la mano los que opinan que el 18%. Y después de levantar la mano, que se levanten enteros y se pongan cinco minutos de cara a la pared. Porque no: si te quitan el 18% de IVA el descuento que te están haciendo es, de hecho, del 15.25%

Para los que no se lo crean y no tengan muchas ganas de hacer números, podemos fiarnos de la letra pequeña de MediaMarkt (la cadena que hoy y mañana está haciendo la promoción que inspira esta entrada): para un producto de 500 euros, te descontarán 76,25. Si multiplicamos por 2, para un producto de 1000 euros, el descuento es de 152,50 euros (una fracción de céntimo de euro más, de hecho, pero redondeemos). Si ahora dividimos por diez, tenemos que para un producto de 100 euros, el descuento es de 15,25€. Efectivamente: un descuento del 15,25%.

Nótese que la empresa no miente en ningún momento: no dicen que descuentan un 18%, sino que ‘quitan el 18%’. Que es muy diferente. Y, además, nos dan los datos bastante claros (aunque si en vez de poner 500 euros de PVP hubiesen puesto 100 la cosa habría sido más clara). Finalmente, un 15,25% no está nada mal. Pero la mayoría (os he visto, cuando habéis levantado la mano ;-) ) creías que era un 18%.

Ejercicio para el lector: reflexionar cinco minutos sobre qué dice sobre el sistema educativo que la mayoría de la población (insisto: os he visto) no sepa hacer una operación tan [aparentemente] sencilla como esta…

PS Y sí, cuando el súper ofrece un «pague 3 y llévese 4», el descuento no es del 33,3%: es del 25%.